En octubre de 2017, Canadá se convirtió en el primer país industrializado en legalizar el consumo de marihuana para los mayores de edad con reglas similares a las de la venta de alcohol.
Cada una de las 10 provincias del país establece la edad mínima de consumo, así como los impuestos con los que grava la comercialización y venta de los productos de cannabis.
En provincias como Alberta, los impuestos son solo del 5 %, mientras que en las áreas del Atlántico del país la cifra asciende al 15 %. Además, la marihuana está sujeta a impuestos especiales que gravan de forma selectiva su consumo.
EC dijo que los impuestos especiales a la marihuana aumentaron un 12.4 % en el primer trimestre de 2019 con relación a los de los últimos tres meses de 2018, debido al incremento de las ventas de productores de marihuana a los establecimientos autorizados para su venta al consumidor final.
En la actualidad, los impuestos especiales a la marihuana suponen un dólar extra por cada gramo. De esta cifra, un 25 % va a parar a las arcas federales y el resto a las provinciales.
Los impuestos a la marihuana legal hacen que muchos consumidores de cannabis sigan recurriendo a la compra de marihuana de fuentes no legalizadas.
Los datos de EC establecen que, mientras que el precio medio de un gramo de marihuana legal en Canadá es de 10 dólares canadienses (7.4 dólares estadounidenses), en el mercado negro el precio es de 6.4 dólares canadienses (4,8 dólares estadounidenses).
En mayo último, el Gobierno indicó que 5.3 millones de canadienses, alrededor del 18 % de los canadienses mayores de 15 años, habían consumido cannabis en los tres meses anteriores, un 14 % más que el año anterior.
Cerca del 47 % de los consumidores cannabis, unos 2,5 millones de personas, obtuvieron la droga de fuentes legales en los tres primeros meses de 2019.