En un agónico escrutinio oficial, al 99,72% de actas computadas, el No alcanzó un 51,30% frente a un 48,70%. Se trata de la primera derrota electoral directa de Morales en una década. “Excepto este referéndum, todos los hemos derrotado, todas las batallas” han sido ganadas, señaló.
Sin embargo, intentó morigerar el resultado negativo: “una cosa es votar por la modificación, que votar por un candidato”, dijo, y sostuvo que “el voto duro (por su partido) es de 50%”.
Según el mandatario, únicamente él y su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), “garantizamos soberanía económica y política”, de manera que “sólo con el pueblo organizado podemos garantizar soberanía y libertad”.
Morales atribuyó su derrota a “una guerra sucia en las redes sociales (..) con tantas mentiras (…) No quiero pensar que las redes sociales son un recolector de basura”, protestó.
Respecto al futuro de su gobierno, que culmina en el 2020, el presidente, de 56 años, dijo que “con los movimientos sociales, con el pueblo boliviano vamos a continuar” impulsando el proceso de cambio que encabeza desde 2006.
“La lucha sigue, y ahora con mayor experiencia la lucha va a seguir. La lucha no termina aquí”, señaló.
Morales anunció que a partir del jueves hará evaluaciones con su gabinete ampliado, compuesto por sus ministros y delegados de sectores sociales. A pesar de la derrota, “este es un proceso imparable”, enfatizó.
“No porque hayamos perdido esta batalla, se ha caído el proceso”, planteó, al destacar que en el referendo “no está en debate el programa (de gobierno), aunque hubiese sido interesante que la derecha presente su programa”.
Finalmente, Morales defendió el éxito económico de su gestión, que “como nunca destinó 47.000 millones de dólares de inversión” pública a lo largo de una década.