Desde LG aseguran que el móvil se ha convertido prácticamente en un bien básico, como la electricidad o el agua, y que la gente está aburrida de sus teléfonos, ya que las últimas innovaciones que han introducido son pequeñas y centradas en el software.
“No vemos ya mucho entusiasmo. (…) ¿Significa eso que ha llegado el final de la era de los móviles inteligentes? Por supuesto que no, en LG estamos convencidos de que los mejores días del smartphone están por llegar”, indicó el consejero delegado de LG Mobile Communications, Juno Cho.
Para ello, la compañía entra en la tecnología modular, un concepto ideado por Google con su Project Ara, que consiste en que el teléfono se pueda descomponer en diferentes piezas, para utilizar, renovar o repararlas de manera independiente. En el caso del G5, los módulos se insertan en el espacio de la batería, que es extraíble.
El G5 es un teléfono de gama alta con cuerpo “unibody” de aluminio -plateado, dorado, rosa o gris oscuro- con pantalla de 5,3 pulgadas y resolución de 2.560×1.440 pídeles, doble cámara trasera (con lentes de 16 y 8 megapixeles que captan hasta 135 grados) y cámara frontal de 8 megapixeles.
En su interior, el procesador Qualcomm Snapdragon 820, 4 gigas de RAM y 32 gigas de almacenamiento, que es ampliable hasta dos teras mediante tarjeta microSD. Cuenta con una batería de 2 mil 800 miliamperios, que pueden llegar a ser 5 mil con el módulo adicional de batería.
El terminal se comercializará a la vez en todos los “mercados clave”, aunque LG no precisó ni el precio ni la fecha de lanzamiento.
Por otra parte, la realidad virtual va a ser una de las grandes tendencias en el Mobile World Congress que arranca mañana, según los analistas, y LG fue la primera en aprovechar esta edición para confirmar que, al menos para ella, es un negocio interesante.
Presentó además unas gafas ligeras de realidad virtual, LG 360 VR, que no necesitan utilizar el teléfono como lente, aunque sí funcionan asociadas a él a través de un cable.
La compañía también ha introducido la cámara LG 360 CAM, que graba vídeos de 360 grados gracias a la combinación de las imágenes de sus dos lentes de 13 megapíxeles.
En ese ecosistema se enmarca asimismo Rolling Bot, una bola algo más pequeña que un balón equipada con una cámara que puede utilizarse como elemento de seguridad en el hogar -sus imágenes pueden verse a distancia desde el teléfono y también sirve para manejar algunos controles, como la luz- o como juguete.