En ese sentido, “y conscientes de muchos obstáculos que hay que superar, esperamos que nuestro encuentro contribuya a la obtención de la unidad mandada por Dios”, añadieron.
El primer encuentro entre un papa católico y un patriarca ortodoxo ruso desde el cisma de 1054, dejó también un apremiante llamado a proteger a los cristianos, tanto católicos como ortodoxos en Medio Oriente, donde enfrentan desplazamiento y persecución ante el avance del islamismo radical.
“Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de Oriente Medio. Levantando nuestras voces en defensa de los cristianos perseguidos, también solidarizamos con sufrimientos de seguidores de otras tradiciones religiosas” , señala el documento.
Sereno, Francisco evocó en una breve declaración a los medios el compromiso a favor de la unidad que vio en Kirill.
“Hablamos de nuestras iglesias y coincidimos en que la unidad se hace caminando. Hablamos claramente sin medias palabras”, comentó.
De su lado, el líder religioso ruso destacó que tras el encuentro quedó con la seguridad de que “las dos iglesias pueden cooperar protegiendo a los cristianos en todo el mundo”.
Al igual que comenzó la cita, Francisco y Kirill se despidieron entre abrazos y besos.
Los líderes religiosos, que representan a unos 1.330 millones de cristianos, entre católicos (la gran mayoría) y ortodoxos rusos, se reunieron en la sala del aeropuerto José Martí.
“Yo les confieso que he sentido la consolación del espíritu en este diálogo”, comentó el jefe de la Iglesia Católica.
El presidente Raúl Castro, un ateo comunista de 84 años, ofició como anfitrión y facilitador de este histórico acercamiento dentro del mundo cristiano.
Tras la cita, el papa argentino de 79 años abordó el avión rumbo a un México azotado por la violencia del narcotráfico, donde realizará su duodécimo viaje apostólico.
Mientras Kirill estará en Cuba hasta el domingo, cuando saldrá de la isla para completar una gira de 11 días que también incluye a Brasil y Paraguay.
Putin, entre bambalinas
La reunión que el Vaticano trató de organizar en vano por décadas en Europa se fraguó en gran secreto, en parte debido a las resistencias de algunos sectores del patriarcado de la Iglesia ortodoxa rusa, que representa a 130 millones de fieles sobre un total de 250 millones de ortodoxos.
Para muchos analistas, los estrechos vínculos entre el patriarcado y el presidente ruso Vladimir Putin, dieron a la reunión una dimensión política y estratégica.
“Entre bambalinas hay un tercer protagonista, el presidente Putin”, sostiene en su blog el vaticanista Marco Politi, quien recuerda que Francisco recibió el año pasado en dos ocasiones al líder ruso en el Vaticano.
“Sería una ingenuidad pensar que la repentina disponibilidad del patriarca no está relacionada con el papel de Rusia en este momento geopolítico”, escribió Politi.
El jueves, Rusia y Estados Unidos acordaron una “suspensión de las hostilidades” en Siria en el plazo de una semana, con el objetivo de reactivar el proceso de paz y frenar el desplazamiento masivo de civiles.
La estabilización de Siria y el freno al terrorismo yihadista son dos asuntos que Moscú sopesa con Estados Unidos.
Acusada durante décadas de proselitismo por parte de los ortodoxos rusos, la Iglesia católica intenta superar la desconfianza y evitó condenar la política intervencionista de Putin en Ucrania, gesto apreciado por la Iglesia rusa aunque criticado por los católicos ucranianos de rito griego, que apoyan al gobierno de Kiev.