LA ERA DEL FAUNO

Nuevo poder fáctico carcelario VIP

Juan Carlos Lemus @juanlemus9

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A un muchacho lo metieron preso por consumo de droga. No sé de cuál ni qué cantidad llevaba, solo sé que no era traficante, sino uno de tantos consumidores que andan por ahí. Debido a que su familia no supo de su paradero —o quizá lo supo y no le importó—, estuvo preso meses, en una celda con criminales que abusaron de él. Además de vejarlo, le proveyeron droga hasta crearle dependencia de la sustancia y de la persona que se la daba. Aumentó su deuda por consumo; quedó a merced de su proveedor, un marero mayor. Para pagar tenía que hacer toda clase de servicios. Ya ni eso le alcanzó y un día le cortaron el agua. Esto es, le dejaron de dar droga. Habrá sufrido un delirio inimaginable. Uno de sus benefactores lo amenazó por no pagar; entonces, su protector y dueño le dijo que él pagaría la deuda y le daría más si se dejaba hacer un tatuaje en la frente.

Aceptó, se drogó y cuando se dio cuenta tenía toda la frente tatuada. Creo necesario repetirlo: Toda la frente tatuada. Le hicieron figuras y le escribieron un apodo con letras grandes. Ese apodo pertenece a la familia léxica de lo infernal.

Cuando salió de la cárcel, ya iba marcado en lo visible y lo invisible. Salió a defender su vida en una sociedad que no le ofrecería recuperación ni estudios ni empleo, nada. Nomás desconfianza. Acaso usted o yo nos lo topamos alguna vez y no lo notamos porque siempre usaba suéter de capuchón con el que se cubría media cara. Como este sistema es bueno para golpear a los débiles, a los que nada saben de exhibiciones personales, apelaciones, recusaciones, ni tienen dinero para contratar abogados millonarios pagados con el dinero que su cliente le robó al país, la Policía se lo llevó otras veces, entiendo que siempre por consumo. O quién sabe si por sospecha de consumo. Tengo entendido que fue una buena persona. Esto no es un cuento, así que no tiene un final triste ni feliz. Desconozco su paradero. Sé que hay casos peores en las cárceles de mujeres y de hombres.

Tengo entendido que el expresidente Otto Pérez no se encuentra muy a gusto en su celda del Mariscal Zavala. Le son insuficientes los favores que le prodigan, los electrodomésticos, sus horas de futbol y las visitas a cualquier hora. No está en cárcel preventiva por haberse metido un pitillo, sino por haber liderado una banda criminal que defraudó al Estado de Guatemala. Al igual que él, otras personalidades son favorecidas por un sistema que les permite vivir protegidas dentro de una fortaleza para Personas Muy Importantes (VIP).

El diario elPeriodico publicó esta semana una entrevista con Alexander Toro, en su momento director del Sistema Penitenciario, destituido, según ese medio, horas después de haberla concedido. En ella, le preguntan: “¿Usted autorizó el ingreso de electrodomésticos al señor Pérez Molina?” Responde: “No se los he autorizado, es que tenemos ese conflicto en Mariscal Zavala, ya que es una prisión dentro de una base militar. Cuando mi personal y yo hemos llegado nos han retenido allí hasta una hora, no sé a quién le dan aviso, no sé a quién le piden permiso. Quizá podemos pensar que sacan o ingresan cosas y luego entramos nosotros. Cuando yo llego me dejan esperando afuera”. Lo dijo un director de Presidios. No hay lugar a interpretar otras cosas. Los han retenido hasta una hora. En su lugar, el gobierno de Morales nombró a Luis Carlos de León, quien dijo a La Hora que centrará su gestión en la dignificación y el hacinamiento. Qué bueno, solo que no parece interesado en tocar al nuevo poder fáctico que se gesta en las cárceles VIP. Pronto veremos si fue puesto para eso, precisamente.

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