El perdedor deberá salir de casa al inicio de la postemporada como equipo comodín, con la inevitable amargura de ver al acérrimo rival apoderarse de la división.
Esto no es nada nuevo para Green Bay, que busca su quinta corona divisional consecutiva. Por tercer año en fila, los Packers llegan al último partido de la temporada regular con la división en juego, tras vencer a Chicago hace dos campañas y a Detroit en la pasada.
“Por algo cambiaron nuestro encuentro para el domingo por la noche”, indicó el coach de los Packers, Mike McCarthy. “es un duelo atractivo.
El ganar la división es importante, pero al avanzar a los playoffs es lo máximo. Si habíamos aspirado a tener un encuentro al estilo de postemporada que nos preparara para los playoffs, la noche del domingo jugaremos uno”.
Como siempre, una clave será la capacidad de la defensiva de Green Bay de frenar al running back Adrian Peterson, que se enfila a su tercer título de yardas terrestres seguido. Otro factor será la manera en que los Vikings lidien con la presión de jugar en Green Bay.
“Uno no puede permitir que el juego se torne en algo demasiado grande”, aseveró el quarterback de Vikings, Teddy Bridgewater. “No necesitamos hacer nada extra, no tenemos que ponernos el traje de Superman y la capa a la espalda. Sólo tenemos que hacer nuestro trabajo, y hacerlo bien”.
A lo largo de 55 años y 110 partidos, estos rivales han sostenido una gran cantidad de juegos memorables.
Pero estando a merced de quienes programan los calendarios de la NFL, sus choques de final de temporada han sido más una rareza que algo rutinario.
Vikings y Packers se han enfrentado en el último encuentro de las campañas de 1984, 1991, 1992, 1996 y 2012, pero sólo esos. Y en las últimas tres semanas de una temporada regular sólo se han medido 20 veces.
Existen también otros partidos con implicaciones para los playoffs.
Si los Jets de Nueva York logran vencer a los Bills de Buffalo y al coach que despidieron hace un año, avanzan a la postemporada. De perder, se arriesgan a que los Steelers se queden con el puesto en caso de que derroten a los Browns de Cleveland.
Los Jets cayeron ante Buffalo el 12 de noviembre cuando su ofensiva falló en la zona roja. Pero han ganado sus últimos cinco partidos, mientras que los Bills se encuentran en una caída en espiral —y enfrentan además algunos asuntos extra cancha. Buffalo se quedó fuera de los playoffs por 16ta temporada consecutiva.
Nada le gustaría más al entrenador en jefe de los Bills, Rex Ryan, que estropear la situación de los Jets y de su sucesor al frente de ese equipo, Todd Bowles.
Si lo logra, los Steelers no podrían tener un mejor rival que Cleveland para aprovechar la oportunidad.
Otra situación clara: Si los Texans de Houston vencen a los visitantes Jaguars de Jacksonville, obtienen el título de la División Sur de la Conferencia Americana. Y para este duelo contarán con el quarterback Brian Hoyer.
En caso de que los Texans sean derrotados, los Colts de Indianápolis necesitarían que una serie de resultados le favorezcan. No es tan sencillo.
Más intrigante resulta el futuro de sus entrenadores.
Chuck Pagano guió a Indianápolis a la postemporada en cada una de sus primeras tres campañas al frente, pero este año ha resultado problemático, y de antemano existen reportes de su salida del equipo. El no contar con el quarterback Andrew Luck por lesiones durante gran parte de la temporada no ha sido de ayuda.