“Hemos demostrado que los gatos absorben una cantidad de humo significativa cuando viven en una casa. Nuestro estudio sobre los gatos demuestra que se ven más afectados, quizás por su higiene minuciosa que incrementa la cantidad de humo absorbido por su cuerpo”, dijo el profesor en un pasaje de un comunicado difundido el martes.
Asimismo, los investigadores descubrieron en los testículos de los machos castrados un gen indicador de células dañadas más presente en los perros que viven en un hogar de fumadores.
La veterinaria Victoria Smith, miembro del Colegio Real de Cirujanos Veterinarios y que investiga el vínculo entre los fumadores pasivos y el línfoma, un cáncer de las células sanguíneas en los gatos, dijo: “Nuestro trabajo demostró que los gatos respiran cantidades significantes de humo y aún si viven fuera de la casa es poca la diferencia”.
“El peligro para el fumador se ve acompañado de un peligro de tabaquismo pasivo para los otros, y los propietarios de perros y gatos olvidan a menudo los riesgos a los que exponen a sus animales”, subrayó el profesor.