PERSISTENCIA

Di Benedetto y la fantástica

Margarita Carrera

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Latinoamérica es un continente en donde lo barroco cobra prodigios en insólitos desbordamientos; ya se ha señalado en anteriores ensayos.

Pero a la par de esta tendencia hacia lo barroco surge una literatura que se opone a ese deslumbrante lenguaje vital. Se trata de una literatura sobria y sombría, austera, simple, directa; clásica en el sentido de la confirmación de una búsqueda, por decir en pocas palabras, de esmerada y aristócrata escogencia, cosas de siempre, pero con calidad de inauditas por su precisión matemática, por su hermético sino y signo, que en su condensación y desplazamiento (metáfora y metonimia) proporcionan al lector únicamente lo indispensable-clave para que él, con su sensibilidad y talento, penetre en el interior de una puerta, cada vez más estrecha, que conduce al infinito del Universo en el que lo fantástico cobra impactante realidad onírica.

La puerta estrecha conduce a mundos insospechados internos-externos, plenos de “asombro”, de “vértigo”. Plenos, además, de una angustia existencialista, en su caer en la nada o en el absurdo.

Este otro revés de la literatura latinoamericana está representado por dos figuras: Jorge Luis Borges y de Antonio Di Benedetto. Ambos argentinos, pues Argentina, más que cualquier otro país de Latinoamérica, posee el ámbito geográfico y cultural propio para el desarrollo de una literatura que se lanza por los laberínticos y tortuosos caminos de “la literatura fantástica”.

Antonio Di Benedetto presentó la ponencia intitulada La fantástica como realidad. En ella deslinda los conceptos más concretos que la delimitan o aclaran y, además, sugieren nuevos puntos de enfoque.

En entrevista que le hiciera el diario El Nacional, de Caracas, por medio de Dennis Reale, Di Benedetto dio algunas declaraciones importantes sobre la literatura fantástica: “Gracias a Borges me introduje en la literatura fantástica, en su esqueleto y su significación. El publicó, un estudio analítico explicativo sobre ese género, con vertebración histórica que me provocó mi propia reflexión e investigación, apoyado en el francés Roger Caillois, uno de los más grandes”. Luego hizo referencia a su ponencia: “He trabajado en la búsqueda del origen y el ser de la literatura fantástica. He visto claramente tres etapas. Al principio estuve convencido de que la literatura fantástica era una categoría en sí misma, que admitía adjetivos de lo maravilloso, lo fantástico, lo sorprendente y lo sobrenatural. Después lo estudié bajo otra lente. Con relación al sexo y los impulsos sexuales y con relación a la aplicación del conocimiento del psicoanálisis para poder interpretarla. Por último vino la vuelta a la lente de que la fantástica descubre una realidad. Los cuentos fantásticos son realidades. La clave es buscar las claves alrededor de lo fantástico en sí mismo, las pulsaciones sexuales y los caminos del psicoanálisis”.

Di Benedetto hace alusión a Julio Cortázar (quien, pienso, maneja como maestro la fantástica, aunque muy lejos de realizarlo con un lenguaje clásico, puro, sobrio) y, en su ponencia, nos informa cómo Cortázar: “En un prólogo reciente, para una novela argentina publicada en Barcelona… se pregunta si la realidad solo puede reflejarse en la literatura a través del realismo”. Una de las respuestas posibles es que también la refleja la literatura fantástica.

Luego, como en el transcurso de su ponencia, Di Benedetto hace alusión a los sueños, Dennis Reale le interroga: “—¿Qué relación se establece entre los sueños y la literatura fantástica?” La respuesta de Di Benedetto es: “Los sueños son extraordinarios factores de ayuda, no solo para entender la fantástica, sino para gustarla. Pero los sueños no son para contarlos en forma primaria, sino para establecer la gran elaboración artística, sin renunciar a la construcción que requiere toda buena literatura en cuanto a la construcción y al estilo”.

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