REGISTRO AKÁSICO
Chiviro
Siempre fue regordete. Corría como un oso de peluche; es decir, con los brazos en cruz moviéndolos de lado a lado y con pasos cortos, dado que tenía que equilibrar una voluminosa panza. Solía utilizar una banda de toalla en su cabeza, para sujetar sus cabellos colochos ensortijados y corría riéndose.
Dada su inutilidad, no formaba parte de los equipos de la Facultad de Derecho, ni siquiera jugaba “chamuscas” en el patio de la misma. Así que cuando resultó directivo de la Federación de Futbol, en 1976, sorprendió a todos.
El ascenso presidencial del general Romeo Lucas García conllevó entronizar a muchos de sus partidarios como jefes de instituciones con dilatado número de jornaleros, como el Departamento de Fincas Nacionales y algunas Zonas de Caminos. Con el pretexto de controlar a la insurrección armada, grupos de pistoleros acompañaban a esos cabecillas.
Para ocuparse en algo, ya que eran una nulidad administrativa, organizaban campeonatos de futbol con los planilleros. Represión y futbol, se vivió en esa tiranía. En medio de ese ambiente, Chiviro quedó de presidente de la Federación.
Su mérito fue alinearse con los intereses de Televisa. En ese tiempo, la selección mexicana era mediocre y necesitaba de apoyo para participar en los campeonatos mundiales. Chiviro fue un excelente aliado. De allí en adelante, se le hizo fácil presidir a la Concacaf desde 1986.
Posteriormente, se integró a varias comisiones de la Fifa. En 2006, lo quisieron ligar a la falsificación de la camiseta de la selección nacional. Pero salió bien librado, cuando rechazó que fuera parte de su equipaje un lote que llevaba a Estados Unidos para feriar la unidad en US$40. Únicamente resultó preso el director de campo de la selección nacional, que lo acusaba de ser el financista del negocio.
De trato agradable e innata simpatía, ha venido recibiendo regalos por facilitar gestiones en las esferas deportivas. En 2012 se denunció que Qatar, para obtener la sede del mundial, había pagado €14 millones a los directivos del Comité de la Fifa, donde Chiviro había sido electo.
Un tico corrupto lo sustituyó en abril de 2015, en ese comité; ambos son acusados de cobrar el voto centroamericano por la sede rusa del campeonato mundial. En julio, se le incrimina de haber cedido a perpetuidad los derechos de transmisión de juegos de la selección guatemalteca, a cambio de un soborno de US$100 mil.
Fuera que Chiviro es un corrupto de primera línea, quedan otros asuntos en el ambiente. ¿Por qué se gastan fondos públicos en el futbol profesional guatemalteco y usufructúan monumentos públicos?
La expresión futbolística guatemalteca es de lo peor: los jugadores transan resultados, los directivos están dispuestos a venderlo todo. Aquí no existe juego limpio, la agonía del triunfo ni deportividad. ¿Quién ordena que la sección de deportes de un noticiero nacional sea futbol?