Ya no es sólo que de los robots dependan las pesadas tareas industriales de producción en cadena, sino que su presencia cada vez es más importante a la hora de prestar servicios.
“Sabemos que estamos a punto de empezar una nueva era de la robótica y tenemos un gran futuro por delante”, dijo hoy el presidente de la Federación Internacional de Robótica (FIR), Arturo Baroncelli, en la inauguración de la Conferencia Mundial de Robots de Pekín.
En el salón de exposiciones de esa conferencia había robots que hablaban, cantaban, bailaban e incluso jugaban a fútbol entre ellos o a bádminton con humanos.
Más allá del detalle pintoresco, también había máquinas destinadas a dar servicios sanitarios como la rehabilitación o la ayuda a la movilidad de los discapacitados.
Otras empresas mostraban cunas inteligentes en las que los padres pueden controlar a distancia las condiciones ambientales en las que descansa su bebé.
Y algunas más enseñaban que han programado a sus robots para establecer contacto con los humanos y responder a sus peticiones, por ejemplo, haciendo de camareros u ofreciendo servicios de atención al cliente.
“A las empresas las ayudamos al reducir los costes laborales y a los consumidores finales les ahorramos tiempo y hacemos su vida más eficiente”, explicó a Efe May Mei, vicepresidenta de Xiaoi, la empresa responsable de los servicios de atención al cliente de las grandes operadoras telefónicas chinas.
La cita pequinesa, donde participan más de 120 empresas y 12 organizaciones internacionales de robótica, constata el momento de auge que vive el sector de los robots de China, sobre todo en el campo industrial.
Industriales
“Hay mucho por hacer”, anticipó Baroncelli. En el mercado de los robots industriales, China acapara una cuarta parte del total mundial, pues el año pasado se vendieron en el gigante asiático unas 57 mil unidades, con un crecimiento del 55 % respecto a 2013, de las 230 mil registradas en todo el planeta, según datos de la FIR.
Sin embargo, la “densidad de robots” (la relación entre máquinas y trabajadores) se sitúa en 36 por cada 10 mil trabajadores, por debajo de la media mundial (66) y a mucha distancia de las ratios de países como Corea del Sur (478 por cada 10 mil), Japón (315), Alemania (292) y EEUU (164).
Hasta 2013, el abastecimiento de robots industriales de China dependía casi exclusivamente del extranjero, aunque desde hace dos años la producción doméstica se ha disparado y es la que alimenta el gran parte del crecimiento del consumo.
La aspiración del Gobierno chino es que para 2020 los robots de fabricación nacional lleguen a satisfacer la mitad de la demanda interna y, con ese objetivo, está ultimando un plan quinquenal para pilotar la expansión del sector en el próximo lustro.
La robótica es una de las diez áreas señaladas por Pekín como prioritarias en su estrategia “Made in China 2025”, que pretende remodelar la base industrial del país para orientarla hacia áreas más intensivas en tecnología y menos en mano de obra.
“Ya se puede imaginar el potencial que tiene este país considerando su bajo ratio de densidad y el gran número de operadores”, señaló Baroncelli.
Cada vez más empresas se lanzan a un campo en plena efervescencia que todavía no está tan avanzado como el del vecino Japón, pero que acorta distancias a pasos agigantados, lo que está haciendo de China un país en vías de robotización.