“Dicen que puedes morir de un corazón roto, y lo creo”, escribió Flutie.
Flutie no dio más detalles sobre sus muertes, pero los catalogó como “padres y abuelos increíbles” que llevaban 56 años casados, y que siempre estuvieron disponibles para ayudar a sus hijos.
Flutie, ganador en 1984 del trofeo Heisman al mejor jugador de futbol americano universitario, jugó 13 temporadas en la NFL con Chicago, Nueva Inglaterra, Buffalo y San Diego.