Q’A NO’JB’AL

ALCA-rajo

Kajkoj Máximo Ba Tiul

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“Se cumplen 10 años de un hecho que marcó a fuego el cambio de época en la región: el “entierro” al ALCA, que promovía Estados Unidos. Desde aquella postal triunfal de Lula, Chávez y Kirchner, en Mar del Plata —que coronaba una extendida resistencia popular a ese proyecto neocolonial—, mucha agua corrió bajo el puente. Y la corriente en el río suramericano parece ahora ir en contra. Tras una década de profundas mutaciones, ¿comenzó, como mucho opinólogo vaticina, el “fin de ciclo” de los gobiernos progresistas? ¿Le espera el mismo destino a los procesos más radicales? ¿Cómo están paradas las mayorías populares para enfrentar una etapa de políticas más conservadoras?

Año 2005. Noviembre daba sus primeros pasos y Mar del Plata era el epicentro de la batalla continental. Cinco de los 34 gobiernos (Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y Paraguay) rechazaban en la IV Cumbre de las Américas el intento estadounidense de crear un área de libre comercio hemisférico. El zarpazo imperial quedaba abortado y la superpotencia del Norte recibía tremendo cachetazo en su patio trasero.

Al día siguiente, en la cumbre paralela, la de los pueblos, uno de esos cinco presidentes se burlaba de míster Bush y regalaba la frase que inmortalizaría ese hito: “ALCA, ALCA, ¡al carajo!” Junto a Hugo Chávez, el entonces candidato Evo Morales (…) y miles de militantes populares eran testigos y protagonistas de un punto de inflexión en la historia latinoamericana”. (Gerardo Szalkowic).

El ALCA iba a ser el culmen de todos los tratados y planes (políticos, económicos y militares), que Estados Unidos estaba suscribiendo con los gobiernos de América Latina: Plan Puebla Panamá, TLCAN, y otros, a fin de asegurar su patio trasero, en beneficio de su proyecto geoestratégico.

Pero el conjunto de gobiernos progresistas y movimientos sociales pudieran decirle “no”. Y en respuesta se crean organismos de integración, con enfoque latinoamericano, como: ALBA, UNASUR, CELAC. Después de 10 años, el monstruo, que se siente tambalear, ahora parece resistirse a morir porque el acoso constante en el que vive nuestro continente, no solo por las políticas de intervención en contra de gobiernos progresistas de la región, sino también aprovechándose del descontento ciudadano en contra de gobiernos corruptos, como los nuestros.

De hecho, el ALCA no murió totalmente, porque se ha convertido en Tratados de Libre Comercio bilaterales, en el Acuerdo Transpacífico (TTP) y en el TISA; y en el caso de nuestra región, el Proyecto Mesoamericano, el Plan de la Prosperidad y otras formas de participación del imperio norteamericano en las decisiones soberanas de los países, como el aparecimiento del embajador norteamericano en demandas por esclarecer la corrupción en Guatemala.

A 10 años de decirle “no” al ALCA, significa “no” más intervención norteamericana en nuestra región y déjennos construir nuestro propio sistema.

ajpop2004@yahoo.es

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