A la espera de la confirmación oficial, el resultado supone la revancha de Erdogan, de 61 años, cuyo partido perdió el pasado 7 de junio en otras legislativas la mayoría parlamentaria que poseía desde hacía 13 años.
Tras ese resultado Erdogan hizo todo los posible para retrasar las negociaciones para formar una coalición de gobierno y finalmente decidió convocar elecciones anticipadas.
La otra sorpresa de la jornada fue el mal resultado el Partido Democrático de los Pueblos (HDP, prokurdo) tras su entrada triunfal en la Cámara en junio. Esta vez sólo obtuvo un 10%, un mal resultado pero que le permite mantenerse dentro del parlamento.
Tras el anuncio de los resultados hubo enfrentamientos entra la policía y manifestantes prokurdos en Diyarbakir, una gran ciudad kurda del sureste del país, indicó un fotógrafo de la AFP.
Con esta victoria el AKP podría acercarse a la mayoría de dos tercios del parlamento (367 diputados), necesarios para llevar a cabo el cambio de Constitución que pide Erdogan y que le otorgarían más poder.
Los rivales de Erdogan intentaron sin éxito durante la campaña criticar su giro autoritario, que ha llevado en los últimos días al cierre de do cadenas de televisión de la oposición.
– Miedo de la inestabilidad –
Según los resultados todavía parciales, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) quedó en segunda posición, con 24.5% de los votos, seguido por el Partido de Acción Nacionalista (MHP, derecha), que obtuvo un 12%. Ambos perdieron muchos votos en comparación a junio.
Casi ningún sondeo había augurado la victoria del AKP, al que sólo daban entre 40 y 43% de los votos.
“Estoy muy triste pero este resultados significa que el pueblo se adapta a la situación actual”, dijo Sevim, un estudiante de derecho de la universidad de Estambul.
“El miedo a la inestabilidad en Turquía, junto a la estrategia de Erdogan de presentarse como el hombre fuerte que puede protegeros han ganado”, analizó por su parte en Twitter Soner Cagaptay, del Washington Institute.
En un clima de tensión marcado por la reanudación del conflicto kurdo y la amenazas del yihadismo, Erdogan y su primer ministro y líder del AKP Ahmet Davutoglu, se han presentado como los únicos garantes de la seguridad y la unidad de ese país.
“Estas elecciones eran necesarias por el resultado incierto del escrutinio del 7 de junio”, dijo este domingo Erdogan al votar junto a su familia en Estambul.
Desde entonces ese país ha vivido grandes tensiones. En julio, el conflicto armado que enfrenta desde 1984 a los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y a las fuerzas de seguridad se reanudó el sureste del país, de mayoría kurda, rompiendo la frágil tregua en vigor en los últimos tres años.
En paralelo, la guerra que devasta Siria desde hace cuatro ha llegado a suelo turco, primero con un ataque suicida en julio en Suru (sur) y luego con el atentado del pasado 10 de octubre en Ankara, cometido por dos miembros del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y que dejó 102 muertos.
El aumento de la violencia preocupa a los socios occidentales de Turquía, empezando por la Unión Europea, preocupada por la llegada masiva de refugiados, en su mayoría sirios, a través de Turquía.