El colorido de los adornos y flores, contrasta por momentos con la presencia de aves de rapiña que se posan sobre algunos de los nichos.
En el Cementerio General, a donde según las proyecciones llegarán un millón de personas este fin de semana, hay presencia de agentes de la Policía Nacional y del Ejército además de trabajadores en el camposanto que ofrecen escaleras, agua y otros enseres para la limpieza.
Domingo Siquinajay, de 45 años, acude desde hace 35 años a este cementerio para prestar los servicios de limpieza. En compañía de sus dos hijos, el hombre viaja desde San Andrés Itzapa, Chimaltenango, para cobrar Q5 por cada trabajo que efectúan entre el 31 de octubre y 1 de noviembre.
Las flores que se venden afuera del camposanto llegan en su mayoría de San Juan Sacatepéquez y San Pedro Sacatepéquez, desde donde se transportan unos mil 500 arreglos por cada toldo de cada comerciante.
Los precios, según Cristian Gatica, comerciante de San Juan Sacatepéquez, van desde los Q8 por cada ramo de flores, mientras Cirilo Gallina, de San Pedro Sacatepéquez, ofrece coronas adornadas con mortalón a un precio de Q25 cada una.
Los comerciantes de mármol también aprovechan para ofrecer lápidas.
La administración del cementerio colocó una manta para informar a los visitantes cuyos nichos están pendientes de pago o no tienen lápida sobre la disposición de exhumar de oficio los cuerpos cuyos familiares no se acerquen a las oficinas.
La presencia de la policía también se observa en el Cementerio La Verbena, en la zona 7 capitalina, donde los operativos están enfocados a evitar el narcomenudeo.
Mensaje a un hijo
En una de las tumbas, una mujer dejó un mensaje a su hijo fallecido: “Te amo tanto Brandon; esto es peor que una pesadilla porque nunca, ni por un instante, pensé vivir sin vos. El dolor es fuerte y lloro hasta cansarme”.
Como ella, miles de personas llegaron a los cementerios del país para pasar un momento junto a sus queridos difuntos.
