Economía

Chicle en el Petén

El departamento de El Petén cubre una tercera parte de la geografía de Guatemala, y hasta los inicios de la segunda mitad del siglo XX estuvo aislado por falta de carreteras, contando únicamente con transporte aéreo.

El historiador petenero José María Soza (1888-1967) escribió el libro titulado Monografía del Departamento de El Petén. Es segunda edición actualizada de la anterior de 1954 y notablemente aumentada, contenida en dos tomos, publicados por la Editorial José de Pineda Ibarra, de 666 páginas entre ambos tomos. Respecto a la producción de chicle lo explica textualmente en las páginas 81, 82, 87 y 88, en la forma que sigue:

Chicozapote, madera muy dura, no se pudre; encuéntranse en las ruinas de Tikal piezas de esa madera que fueron cortadas hace ya millones de año, y se encuentran en la actualidad en perfectas condiciones.

El árbol De chicozapote. El chicle.

Se ha hecho especial mención de la madera del chicozapote, por lo fuerte, dura y fina que es, como lo atestiguan las piezas que sostienen los dinteles de los palacios en las ruinas de Tikal, que es sabido fueron colocadas por los mayas hace millares de años, encontrándose actualmente en perfecto estado de conservación.

Si por la calidad de la madera de ese árbol, casi eterna, El Petén es famoso, lo es también por contener su corteza una savia blanca, suave y perfumada, mundialmente conocida con el nombre de “chicle” o “goma de mascar”, ya que está universalmente generalizada la costumbre de masticarla.

Esta maravillosa goma se obtiene por incisiones en la corteza del árbol, a fin de abrir canales a la savia para que corra por el tronco hasta llegar al recipiente o bolsa ahulada colocada al pie del árbol antes de comenzar el “pique” -como dicen los chicleros-, en donde la recogen para cocinarla y prepararla en marquetas para la exportación.

El chicle lo conocían los monteros, o cortadores de maderas, lo mismo que los “huleros”, desde la época del establecimiento de las “monterías” en las riberas del río Usumacinta y sus afluentes, Salinas y Lacantún, en el año de 1874, época en que comenzó también la extracción del caucho o hule en las selvas del departamento.

La extracción la practicaban los huleros por medio de “rayadores” de hierro, en forma de hoz para sólo rayar la corteza; estos instrumentos era necesario matricularlos en las oficinas de la Gobernación departamental, para cumplir con el reglamento respectivo. Por las incisiones hechas con los referidos rayadores, en la misma forma que se practican en el árbol de chicozapote, corría también la savia blanca para depositarse dentro de un hoyo, que en la tierra y al pie del mismo árbol hacía el hulero, quien la solidificaba con la savia de otro arbusto lechoso denominado “bejuco de cuajo”.

Dicha resina muchas veces quedaba coagulada y adherida a las incisiones. En este caso, son arrancadas a fuerza de tirones; por la forma en que se desprende le denominan “hule de burrucha”.

Durante el período de siete meses, comprendidos de junio a diciembre de cada año, época de las lluvias en el departamento, era el tiempo en que, tanto el montero como el hulero, estaba obligado a permanecer en la montaña ocupado en tales tareas, para retirarse a fines de diciembre o sea para Navidad, que como un deber, se presentaban a las oficinas del gobierno para que los contratistas hicieran las liquidaciones de los trabajos, pagando los alcances así como los derechos de explotación, en la Administración de Rentas y Aduana departamental. Cada año, al regresar de las montañas estos trabajadores, tenían para sus familiares y amigos unas marquetitas blancas de resina de chicozapote, que ellos le denominaban chicle, y les servían durante sus trabajos para mitigar la sed.

Estas marquetitas bien preparadas en forma de palomas, corazones y otras figuras y con peso de tres o cuatro onzas, les servían para regalos en los días de Navidad, cuyo gusto era sólo masticarlas por el agradable sabor natural que tenían.

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.

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