Según el periodista Thomas Friedman: las tecnologías han creado una “Tierra plana”. Un “aplanamiento” que se produjo desde la caída del muro de Berlín, el 09/11 y la “digitalización” de la información que desestructuró muchas instituciones tradicionales. Y dice: “Estamos en una nueva formación de la sociedad urbana, que ha generado la individualización de los sistemas urbanos interaccionándolos, creando varios grados de alfabetización digital”. Mientras, el 11 de septiembre del 2001 se produce el atentado de las torres gemelas en New York que cambió la geopolítica y la geoeconomía de América del Norte. En los años de 1990 la prioridad sería consolidar el TLCAN que se convirtió en un acuerdo exitoso para los tres socios: Estados Unidos, Canadá y México, determinando garantizar el comercio. Por ello, inmediatamente después de los ataques, Estados Unidos solicitó ayuda a Canadá y México, para colaborar a su seguridad, principalmente para evitar que ingresaran terroristas a su territorio.

Pero las amenazas no quedaron aquí, pues vendrían otras, las nuestras. Para esos años de 1990, también se desarrolló en California la penetración de las maras mexicanas en las de El Salvador y Guatemala (MS-13, Mara Salvatrucha y 18 Street). Estas formarían estructuras criminales de esta “Tierra plana”, que trafican drogas y se convierten en empresas altamente lucrativas, aunque todos son pobres. Estas son las que se dedican actualmente a la extorsión, asaltos a pequeños empresarios, conductores de taxis, buses y casas así como a cualquiera que pase por su vecindario. Y se “aplanarían” con sus pares de EE. UU., con 150 mil jóvenes que en Guatemala se agregan anualmente a la economía sin esperanza y emigran ilegalmente a Estados Unidos, con lo que este país ve en esto una amenaza, pues podían ser penetrados por terroristas.

Mientras, la población “aplanada” se moviliza “digitalmente” generando una serie de protestas políticas llenando las plazas urbanas, cuyo fin era desestructurar esas mafias políticas corruptas que debilitan al Estado. Este “aplanamiento” tomaría por sorpresa a esos políticos corruptos, incluso a sus altos miembros, como el expresidente. Este detenido, absurdamente intenta mover a su favor a los enemigos de Estados Unidos. Ante esta incertidumbre política, este país aumenta el financiamiento a la CICIG, pues esto representa una amenaza en la formación del “Triángulo Norte”: Honduras, El Salvador y Guatemala, que es su muro de seguridad interna.

Con este panorama, las elecciones en Guatemala se han realizado dentro de una incertidumbre para los “aplanados urbanos”, metidos en una disyuntiva de colocar a políticos anteriores a la “Tierra Plana”, como Sandra, o del “aplanado por la TV, Jimmy”. Pues sin partidos políticos, desestructurados por el “nuevo mundo”. Las decisiones se mueven ahora entre las posiciones de una “población aplanada” y la no “aplanada”. Todo lo cual sitúa a Guatemala en un futuro político confuso, dirigido por los medios tecnológicos de comunicación de esa “Tierra plana”.