La culpable, en su opinión, es la contaminación y más concretamente las emanaciones de los motores diésel.
Algunos lugares del centro de Londres se encuentran entre los más contaminados de Europa, y las emisiones superan las normas de la Unión Europea (UE), incluso aunque la capital británica no esté peor calificada que París o Ámsterdam.
En 2010, más de 9 mil 400 personas perdieron la vida en Londres por causas vinculadas con la contaminación, según un estudio del King’s College London (KCL) publicado en julio.
Las investigaciones han demostrado las consecuencias para la salud de dos elementos contaminantes presentes en las emisiones de diésel -el dióxido de nitrógeno (NO2) y las partículas finas (o PM2.5)-, y la insospechada amplitud del problema.
“¡Podrían tomarse medidas radicales desde ya!”, exclama James Thornton, un exabogado especializado en cuestiones de medio ambiente, que ganó un juicio contra el Gobierno británico este año por no respetar las normas de la UE.
“Se necesitan zonas de muy bajas emisiones, hay que prohibir los diésel más contaminantes y tomar medidas de control de la circulación”, dice.
Una deuda de miles de millones
La mayoría de los vehículos vendidos en Reino Unido funcionan con diésel, que se consideraba más barato y menos perjudicial para el medio ambiente que la gasolina, por lo que el gobierno lo promocionaba en sus campañas para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
Pero resultó que las partículas finas de las emisiones diésel podían provocar problemas de salud, al penetrar en los pulmones y pasar a la sangre.
El coste para la economía de Londres ha sido de 3 mil 700 millones de libras (€5 mil millones) anuales, según un estudio del KCL.
Según la clasificación del Banco Mundial (BM), Londres es la 2 mil 516º ciudad más contaminada de una lista de 3 mil 226 conglomerados de más de 100 mil habitantes, por debajo de Ámsterdam o París.
Pero en la gran arteria comercial de Oxford Street, saturada de autobuses y taxis, el nivel de contaminación es de los más altos de Europa.
Para Gary Fuller, un científico especializado en contaminación del KCL, el escándalo de Volkswagen sobre las pruebas de contaminación manipuladas explica sin duda los altos niveles de NO2 en Londres.
“Al menos desde 2003, notamos que la contaminación no se ha reducido, como debería haber hecho”, explica a la AFP.
