Así sucede con la acepción de gitano, que define esta palabra como trapacero (aquel “que con astucia, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”), que tantas protestas suscita por parte de diferentes asociaciones de gitanos, partidarias de que esta definición fuera eliminada del Diccionario por “racista y humillante”.
La Academia explicó en varias ocasiones por qué no suprime las acepciones o definiciones que puedan resultar ofensivas para determinados colectivos, y la razón es que son palabras que se usan, pero sí anunció que determinadas voces llevarán la marca de “ofensiva o discriminatoria”, y así figura en la definición de gitano.
Con el acuerdo suscrito con la Obra Social la Caixa se pone fin a largos meses de negociación, emprendidas por el anterior director de la RAE, José Manuel Blecua, y continuadas por el actual director, Darío Villanueva, con objeto de encontrar un patrocinador para el Diccionario de la Academia, la obra “estrella” de cuantas publica esta institución.
De momento, la versión digital de la nueva edición del Diccionario está en período de prueba, pero contiene todas las novedades que se incorporaron a la edición en papel, publicada por Espasa hace un año.
Y, como se especifica en la página web de la RAE, la edición en línea “amplía las posibilidades de búsqueda y permite la navegación dentro del Diccionario”.
La 23 edición del DRAE2 tiene 93 mil 111 entradas, frente a las 88 mil 431 de la anterior edición del 2001, y recoge 195 mil 439 acepciones, entre ellas casi 19 mil americanismos. Cuenta también con cerca de 140 mil enmiendas, que afectan a unos 49 mil artículos.
El Diccionario es una obra panhispánica, en la que las veintidós academias de la Lengua Española han contribuido con su trabajo a que ofrezca “una visión mucho más moderna y dinámica del léxico español actual”, dijo Blecua cuando se presentó hace un año.
En la página web de la RAE se podrán comprobar algunas de las múltiples novedades que contiene la 23 edición del Diccionario de la lengua española, entre ellas palabras como burka, ciclogénesis, coach, hiyab, homoparental, quad y wifi, y voces coloquiales como amigovio, birra, botellón, gorrilla y chupi.
Entre esas novedades hay numerosas voces americanas, que se han incrementado de manera significativa. Amigovio (fusión de amigo y novio) es una de ellas.
Y se han admitido palabras americanas como basurita, bíper, cajonear, conflictuar, enrulado, lonchera, motoneta, nocaut y papichulo.
En la nueva edición hay también menos palabras de carácter machista, pero “seguirá habiendo casos que a algunos les parecerán ofensivos, machistas”, dijo Pedro Álvarez de Miranda en octubre del 2014, y puso como ejemplo galantear.