El niño ingreso al hospital con una herida de arma de fuego en la cabeza, sus abuelos entre lágrimas y angustia contaron que su sueño era ser policía.
La institución policial, decidió hacer realidad su sueño y ayer fue investido como agente junto a su pequeño tío Luis Fernando. Los abuelos agradecieron el gesto de la PNC.
Cesar Tocay, sobreviviente de una bala perdida participa en acto cívico de la @PNCdeGuatemala pic.twitter.com/Bg6pUuQHu3
— Glenda Sánchez (@GlendaVivianaS) October 5, 2015
Hechos
El 29 de mayo pasado, como todas las mañanas, el pequeño se levantó a traer el periódico, pero justo al regresar a su vivienda una bala perdida, producto de un ataque armado contra Marcial Borrayo, de 65 años, vendedor de jugos de naranja, no le permitió llevarlo a casa.
Aunque ese día la luz del sol parecía apagarse para la familia Tocay, el esfuerzo de los médicos del Hospital General San Juan de Dios hizo, después de 56 días, que el pequeño saliera a cumplir sus sueños.
Luisa Hernández, abuela del menor, manifestó que aunque la mitad de su cuerpo no tiene movimiento, por los daños que le causó la bala en la cabeza, la sonrisa, sueños y retos no cambiaron.
Sin recordar
“Cuando recién regresó todos le preguntaban si recordaba el ataque. Él respondía que no”, contó Hernández mientras sostenía la silla de ruedas de su nieto, quien miraba tras una reja negra la carretilla de panes propiedad de su abuelo.
Agregó que los médicos le hicieron tres cirugías en los 56 días que estuvo hospitalizado y luego de eso ordenaron terapias. Sin embargo, por la falta de dinero han optado por llevarlo a la clínica municipal de Chinautla.
“Pagamos Q10 por la terapia y Q30 por el viaje de la casa a la clínica, dos veces por semana. Aunque sabemos que en el hospital hay mejor equipo para que César se recupere, el dinero no alcanza”, dijo Hernández.
Mientras la abuela narraba las preocupaciones en los pasillos del San Juan de Dios y el abuelo preparaba unos panes con longaniza en su carretilla, el niño confirmó que no recuerda nada del hecho y que extraña ir a la escuela, jugar futbol e ir por el periódico.
Perdió a su madre
César que a pesar de las cicatrices en la cabeza, la pierna derecha y la pérdida parcial de movimiento en el cuerpo, su fe por vivir es “inmensa” como el amor a sus abuelos, quienes lo criaron luego de que su madre falleciera producto de la violencia cuando él tenía 10 meses.
“Quiero ser policía, y aunque no me gusta la matemática quiero seguir estudiando; incluso para no perder quinto mi maestra me mandará las guías para recuperarme y pasar a sexto”, relató el pequeño mientras acomodaba el gorro que oculta las cicatrices de su cabeza.