CATALEJO
La juventud y las elecciones
SOLO QUEDAN 21 DÍAS para la realización en todo el país de la segunda vuelta electoral, entre los candidatos Jimmy Morales y Sandra Torres. Esta definitiva parte del proceso puede tener, así como lo tuvo la primera, una serie de características sin precedentes. Puede ser también una repetición de las segundas vueltas realizadas en los comicios, en las cuales uno de los aspirantes triunfó sobre el otro de manera imposible de rechazar, pues se realizaron —sobre todo las primeras tres— sin causa para sospechar cualquier problema. En la del mes pasado, a causa de la cercanía entre los contendientes, la tardanza en presentar los resultados se convirtió en fuente de críticas, finalizadas cuando el Tribunal Supremo Electoral por fin dio los resultados oficiales.
LA PECULIARIDAD de los sucesos políticos ocurridos durante este año 2015, puede continuar. A consecuencia del rechazo a la candidatura de Manuel Baldizón, muchas personas se acercaron a las urnas y apoyaron a cualquiera de los dos finalistas. Ahora, con el principal liderista fuera de combate a causa del resultado y de su renuncia posterior, un porcentaje no específico pero evidentemente tampoco pequeño, ha comenzado a analizar a quienes competirán el 25 de octubre. Los elogios han sido pocos a cualquiera de los dos, pero las críticas han arreciado y han sido compartidas en número tanto por Morales como por Torres, con lo cual se convierte en un tema importante conocer cómo puede pensar la mayoría poblacional, es decir los jóvenes.
LAS MANIFESTACIONES en contra de la corrupción ciertamente lograron frutos con las renuncias de Pérez Molina y Baldetti Elías, así como con la actuación del sistema de justicia, hasta ahora causante de satisfacción generalizada porque se ha permitido comprobar una verdad: no es malo, y si no funciona se debe a la existencia de corrupción y de componendas politiqueras de las cuales no se escapa ninguno de los actores políticos del país. A este respecto, la participación de todos ellos no es solo para recibir dinero, sino también para beneficiarse de acciones ilegales y/o inmorales. En resumen: los dos actuales candidatos ya han tenido participación política, con la diferencia de haberlo hecho de manera abierta o en forma oculta o indirecta.
LOS GUATEMALTECOS MENORES de 35 años simplemente estaban muy jóvenes o incluso no habían nacido cuando ocurrieron hechos como la firma de los acuerdos de paz, por ejemplo. Sus criterios para juzgar las acciones políticas —entendidas en su sentido de partidistas o politiqueras— sin duda son distintos a los de personas de más edad, sobre todo si sobrepasan los 50 años. El empoderamiento de la población, desde abril a este día, va a reflejarse en la elección del 25 de este mes, porque les ha quedado clara la validez de exigir el cumplimiento de la ley, el castigo a cualquier tipo de abusos o corrupción, por ejemplo. Y ello incluye la manifestación de rechazo al sistema de partidos de la manera como funcionan y son creados y funcionan en el país.
EL OBJETIVO DEBE SER LOGRAR la participación ciudadana mayoritaria, con el fin de dar representatividad, no solo legalidad, al gobierno surgido de la segunda vuelta. Legalmente, no existen quienes no votan o lo hacen en blanco o nulo, pero eso en realidad es una interpretación cuyo beneficio se dirige a los partidos o los candidatos. Los votos nulos deberían ser tomados en cuenta, al menos para tener conciencia del apoyo real de los ciudadanos. Luego de conversar con jóvenes de entre 20 y 30 años, me ha llamado la atención su idea de asistir a las urnas a votar nulo para de esa manera demostrar el rechazo al sistema. Por eso creo muy importante analizar el factor de la edad entre quienes voten. Son sufragios del presente y miran hacia el futuro.