En una semana importante, con el derbi madrileño del Vicente Calderón de trasfondo, Cristiano busca recuperar la confianza perdida en el remate. El Real Madrid quiere extender su fiabilidad a domicilio en la fase de grupos del torneo más prestigioso a nivel de clubes, en el que no pierde un encuentro desde la campaña 2012-13 (ante el Borussia Dortmund) y repetir el pleno de la última temporada que asegure el liderato para optar a un buen cruce de octavos de final.
Será el último partido en el que Rafa Benítez tenga que capear con la plaga de bajas. A punto de regresar están ya Sergio Ramos y James Rodríguez, a los que el técnico ha preferido reservar para el derbi madrileño. Danilo, Pepe y Gareth Bale tienen para un poco más y finalmente Jesé Rodríguez no sufre lesión muscular en un gemelo y, pese al susto protagonizado ante el Málaga, viajó a Suecia pero tiene pocas opciones de jugar.
Benítez medita entre dos opciones, reforzar la medular con la presencia de Casemiro o con menos opciones Mateo Kovacic, o jugar con extremos y apostar por la entrada de Lucas Vázquez.
El Real Madrid estrenará en el partido su tercera equipación, de un azul oscuro homenaje a las noches mágicas del Bernabéu.
Mientras, al Malmö tan solo le quedan tres jugadores en su once inicial de los que la pasada campaña consiguieron devolver al fútbol sueco a la Liga de Campeones después de catorce años: el lateral derecho Tinnerholm, el mediocentro Adu y el delantero y capitán Markus Rosenberg, la estrella del equipo y que jugó hace años en el Werder Bremen y el Racing de Santander.
El campeón sueco de las dos últimas temporadas ha ganado en vistosidad, pero se ha mostrado irregular en liga, sobre todo frente a rivales pequeños, como el Halmstad, penúltimo, contra el que empató el sábado, un resultado que complica incluso sus opciones de acabar entre los tres primeros y meterse en la Liga Europa.
Pero en Europa ha mantenido el gran rendimiento del año pasado, como demostró eliminando al Salzburgo y el Celtic, y al igual que entonces, una de sus principales bazas ha sido el apoyo del público del Malm Nya Stadion, una caldera que hace jugar al equipo a mil.
Al factor cancha y a la posible relajación del Real Madrid frente a un rival inferior apela su técnico, el noruego ge Hareide, para al menos plantar cara, algo que ya hizo por ejemplo el año pasado contra el Juventus y el Atlético de Madrid, y sobre todo frente al Olympiacos, al que derrotó en su único triunfo en la liguilla. Hareide, que al final podrá contar con el central Bengtsson, no ha revelado si jugará con defensa de cuatro o de cinco, como ha hecho otras veces en competiciones europeas contra equipos potentes.