MIRADOR

¡Sálvese quien pueda!

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Diversas bancadas comienzan a desmoronarse. Tras el fracaso electoral de algunos partidos, diversos diputados y alcaldes buscan afanosamente un clavo ardiendo adonde agarrarse, huyendo de la persecución judicial y ciudadana contra la corrupción, iniciada el pasado mes de abril.

Los primeros en poner pies en polvorosa han sido los de Líder, como era de esperar. Al desvincularse Baldizón del partido (huir es más correcto) y arraigar un juez a su vicepresidenciable, Barquín, pusieron sus barbas en remojo los diputados Echeverría, Rodas (Nery y Natán), Giordano, Pérez, Barrios y Barcárcel y sus colegas femeninas Pineda y Canastuj, “leales” al partido no hace mucho. Algunos defensores acérrimos del proyecto se desligaron rápidamente el mismo día de las elecciones. “Migrantes ilegales” de uno a otro partido que atesoran récords de transfuguismo como el dipukid Giordano o el alcalde Escobar, de Villa Nueva. ¡Atentos a donde se irán!

Los medios de Baldizón acusaron a esos “honorables” de tránsfugas, de enriquecimiento ilícito, de tener nexos con el narcotráfico, etc. Olvidaron, sin embargo, denunciarlos al MP, quien debería proceder contra el partido y las personas de ser cierto todo eso, pero especialmente no explicaron la razón por la que fueron incluidos por el partido en listas para diputados si conocían ese historial delictivo que revelan apresuradamente. ¿Cuántos más hay electos en idénticas condiciones? Como no son partidos políticos, sino maras delincuenciales, terminan depredándose unos a otros y fagocitándose en la medida que tienen que sobrevivir, mientras promueven disputas de lupanar, más que peleas de gallos.

Muchos de “nuestros representantes” son una deshonra para la política, una carga para el país y una vergüenza para la humanidad. Ausentes de cualquier moral, adaptan sus ambiciones a las exigencias del momento y venden su alma —de honor carecen— al mejor postor, a quien traicionan a la primera oportunidad, igual que a los votantes. En las redes sociales llenan sus páginas con himnos y frases grandilocuentes o alaban a Dios y destacan el “amor por el pueblo”, mientras confabulan en la oscuridad a quien arrimarse para beneficiarse personalmente, ensalzar su ego, su ambición y engordar sus arcas. Son mercenarios de la política, depredadores de lo público y farsantes profesionales.

Una sutil mezcla de muchachitos irresponsables que quieren jugar a ser hombres en la política, cuando apenas saben cambiarse solitos los calzones, y bucaneros del siglo XXI que navegan con bandera de pendejos y prácticas de “lealtad” inusuales, incluso, en crueles maras o mafias despiadadas, en las que un mínimo sentido del honor y de ciertos valores impiden esas actitudes mercenarias que se observan en la política nacional. No es de extrañar que el general Baldizón (subteniente en reserva realmente) perdiera la batalla electoral que alentaba desde “su sala de guerra” en la conversación que le filtraron sus “leales” soldados. En el fondo, mercenarios acostumbrados al copy-paste que como buenos analfabetas nunca leyeron a Sun Tzu y no entendieron nada de guerra, mucho menos de lealtad, honor, entrega, sacrificio y otras cuestiones similares que le sonarán a chino, nunca mejor dicho.

La reacción ciudadana hará que todo esto cambie progresivamente y que la justicia actúe en consecuencia. Estos iletrados en historia olvidan aquello de “Roma no paga traidores” y terminan siendo ejecutados como aquellos tres que traicionaron al líder de la Hispania romana. Requiescat in pace.

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ESCRITO POR:

Pedro Trujillo

Doctor en Paz y Seguridad Internacional. Profesor universitario y analista en medios de comunicación sobre temas de política, relaciones internacionales y seguridad y defensa.

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