EDITORIAL
Especial significado de esta efeméride
La celebración, hoy, del aniversario número 194 de la independencia de España reviste un significado especial, pues sucede luego de una serie de hechos que ya ingresaron a la historia nacional, logrados sin choque sangriento —como expresa el himno— y que parecen haber abierto una nueva etapa en la participación popular respecto de la manera como la ciudadanía exige que se ejerza el mando político y funcione Guatemala.
La historia del país relata una gesta que de alguna manera resulta similar a lo ocurrido en los cuatro meses anteriores a la celebración de las más recientes elecciones: la presencia de los guatemaltecos en esa misma plaza para pedir de manera muy civilizada y sin violencia un cambio fundamental en la conducción del destino de la Nación, que ciertamente nace el lluvioso día que se conmemora hoy.
Hace 194 años, el enemigo por vencer era el imperio español, que había dominado la vida de nuestro territorio durante 297 años. Esta vez los guatemaltecos han demostrado a las claras su rechazo a lacras internas que muestran una actitud igualmente negativa, ejemplificadas por la corrupción, el abuso del poder, el compadrazgo y otros actos, pero que también incluyen la forma como funciona el Congreso de la República e igualmente el sistema de justicia. Ambos poderes del Estado se encuentran bajo la lupa ciudadana, de la misma manera como el Ejecutivo comenzó a ser motivo de un escrutinio sereno pero severo.
Las celebraciones de la Independencia se deben manifestar no solamente con los tradicionales desfiles y las antorchas, que tienen la desventaja de ser el resultado de pérdida de clases. Es urgente que los estudiantes de secundaria y el gremio magisterial guatemalteco tengan clara la consecuencia para sus vidas de reducir el número de horas dedicadas al estudio. Los avances tecnológicos obligan a que quienes integran la fuerza laboral posean una capacidad de la que se carece si la educación, tanto estatal como privada, no se transmite con toda la seriedad del caso.
Estas reflexiones en el día en que se celebra la Independencia se justifican porque en la actualidad los ciudadanos se deben emancipar del atraso. Quienes lo puedan hacer serán llamados a mejorar al país en el terreno de la práctica, no solo en los fundamentos abstractos de amor a la patria y de admiración por quienes hace 294 años firmaron el acta de emancipación en esta misma ciudad, que entonces era la capital de la Capitanía General de Guatemala, cuyos dominios abarcaban desde Chiapas hasta Costa Rica.
La ocasión es propicia para que los guatemaltecos mediten acerca del significado de la palabra patriotismo, tan relacionada con el civismo, cuya enseñanza, por infortunio, dejó de ser prioritaria desde hace mucho tiempo.
Amar al terruño donde se ha nacido no es solo celebrar fechas ni saludar a personajes del pasado lejano. Es, y ahora ha resultado muy evidente, actuar individualmente de tal manera que sea posible afianzar o sentar las bases, según el caso, de cómo cada uno debe aportar para que la comunidad guatemalteca se beneficie de las ventajas geográficas, étnicas y tantas otras que se encuentran en el solar patrio.