Desde hace una semana, mujeres católicas se manifiestan en contra del dominio masculino y la marginación de mujeres en su Iglesia, y a favor de la renovación eclesiástica.
Las grandes instituciones de mujeres católicas del país, como la Asociación de Mujeres Católicas de Alemania (kfd) y la Federación de Mujeres Católicas de Alemania (KDFB) animan a secundar las manifestaciones.
Escombros ante la Iglesia
En muchas partes de Alemania, en Westfalia y en Turingia, en Berlín y en Baden-Wurtemberg, las mujeres, que son pilares de apoyo en muchas congregaciones, pintan carteles de protesta.
Un grupo comentó a Kötter que parte de su protesta consiste en dejar cosas rotas ante la iglesia como símbolo del estado de la institución religiosa. En Suiza, un grupo de teólogas se reúne para elaborar mitras fucsias con las que los obispos ofician las ceremonias eclesiásticas.
A Kötter le agrada sobre todo una iniciativa realizada en Kassel. Las creyentes extienden una tela blanca desde el altar a la salida de la iglesia. Tanto hombres como mujeres pueden colocar sus zapatos en dirección hacia la salida. Estos simbolizan a las mujeres, a las que la Iglesia les ha dado la espalda.
Convocados a hablar
¿Cómo reacciona la Iglesia de los hombres? ¿Cómo los obispos, en particular, se enfrentan a la creciente protesta de las mujeres? Lisa Kötter conoce varios casos en los que empleados de iglesias, que han compartido la convocatoria de huelga en su página de Facebook, han sido convocados por el jefe de personal de su diócesis para hablar sobre el tema.
Ella recibe muchos correos o cartas de personal eclesiástico que la alientan, pero que prefieren permanecer en el anonimato.
En la asamblea general de primavera de la Conferencia Episcopal Alemana, a fines de febrero, unas 300 mujeres protestaron frente al portal principal de la iglesia de Lingen después del servicio religioso. Dos de los aproximadamente 70 obispos se acercaron a ellas, y algunos se fueron avergonzados.
La semana pasada, el arzobispo de Friburgo, Stephan Burger, expresó su comprensión por las demandas, como la ordenación de diaconisas y sacerdotisas en la Iglesia Católica. Pero él no ve la posibilidad de que se produzcan cambios en los reglamentos eclesiásticos.
Burger declaró al periódico Badische Zeitung que se puede imaginar “lo frustrante que es cuando, debido al género, se bloquea el acceso a esta profesión, o más bien, a esta vocación”.
“El miedo se ha ido”
Según Kötter, un solo obispo sigue en Facebook a “María 2.0”: el de Essen, Franz-Josef Overbeck. “Pero él tampoco nos contactó”, agrega. “De lo contrario, reina el silencio y el guardar silencio está ligado a la esperanza de que todo se quede en nada, pero no lo creo. Pienso que las personas ahora se están empoderando”.
Según ella, el instrumento que siempre ha funcionado tan bien, es decir, el miedo a abrir la boca, ya no funciona. “El miedo desaparece; es un gran sistema de control en la Iglesia Católica Romana, pero el miedo se ha ido. Todo esto no se quedará en nada”.