Con esta medida evitaría que se sancionara al partido. Sin embargo el TSE negó su solicitud ya que el partido ya había sido suspendido y no podía hacerse ningún trámite mientras se encontrara en ese estado.
Pero el controvertido candidato de los lentes negros se vio en aprietos. Meses antes se convirtió en el centro de críticas al presentar su libro Rompiendo paradigmas al cual se le encontraron ciertos fragmentos de otros autores en un “googleo exprés”. Baldizón anunció que fue error de la editorial y que lo revisaría. Y en efecto, tiempo después presentó su libro “corregido y aumentado”.
Pero Baldizón ya había saltado a la palestra por sus estrambóticas promesas de campaña en el pasado proceso electoral. Por ejemplo, prometía “llevar a Guatemala al mundial” o garantizaba el famoso “Bono 15”. Era tal la fama que se le ubicó al nivel de Jack Sparrow.
Si aún no se tenía suficiente con “Rompiendo paradigmas”, fue objeto de crítica, nuevamente, con una tesis doctoral a la que se le encontraron citas ajenas. La situación llegó hasta el Consejo Superior Universitario que determinó al final que el trabajo del doctor Manuel Baldizón cumplía con los requisitos que el Reglamento de Exámenes exige a los graduandos.
Baldizón al parecer no era muy amigo de la libertad de expresión, aunque tenía “amigos” que hablaban muy bien de él.
Si hace un año la Plaza de la Constitución se teñía de naranja, en mayo de este año los rojos no se quedaron atrás y echaron los billetes, o mejor dicho la casa por la ventana convocando a sus simpatizantes.
Los de Líder se tomaron muy en serio en no pasarse el techo de campaña. A la fecha sostienen que tienen aún margen para gastar.
Admiradores de la libertad de expresión pidieron asesoría a expertos por si hubiera necesidad de tomar la capital por un día.
Donde dije digo, dije Diego. Yo sí quiero a la Cicig, aunque investigue a mis colegas. Yo sí respeto la libertad de expresión, aunque no firme la declaración de Chapultepec y otra vez ¿ya me pasé con los gastos de campaña?