CATALEJO
Extraña calma post electoral
A PARTIR DEL DOMINGO 6 de septiembre, una extraña calma comenzó en el territorio sociopolítico nacional. Los guatemaltecos tenemos ahora frente a nosotros una realidad muy distinta a la existente en los últimos días previos a las elecciones, no digamos antes de inicio de las protestas en abril. La tan aletargada espera del resultado final de las elecciones, se debe a una posibilidad nunca pensada: la de comicios cuyo resultado final se conocerá dentro de una semana, es decir, a 14 días del suceso electoral. Debido a la destrucción de urnas en numerosos municipios del país, con motivo de discordias por el resultado de las elecciones de alcaldes, la tensión sigue aunque resulta difícil un cambio en el orden de los candidatos segunda y tercero.
DOS HECHOS SOBRESALEN: por un lado, la actitud triunfalista de Sandra Torres, cuya seguridad de haber logrado la segunda casilla es similar a la de Manuel Baldizón hasta unas dos semanas antes de las elecciones. Por otro, la forma como actuó Baldizón, el gran derrotado: desapareció por unos días, salió del país, regresó, llamó a sus más cercanos seguidores, los reunió para reclamarles por no haber ganado y para justificar su derrota. Pero sobre todo para destapar su estrategia en el siguiente gobierno: causar problemas en el Congreso, gritar fraude y arremeter contra el Tribunal Supremo Electoral, y anunciar de hecho su tercera participación en 2019. No contó con la filtración de un video filmado por uno de los asistentes.
EL DESTINO TIENE HUMOR negro. El TSE no tuvo el valor de suspender al Partido Líder por sus constantes y prolongados desacatos a la autoridad. Debió haberlo sacado de la contienda, pero no lo hizo. De haberlo decidido, Baldizón estuviera ahora en el papel de víctima de conspiraciones. Pero ahora su derrota se vio en las urnas, como castigo a la colección de graves errores del último mes, cuando no se pudo recuperar del descenso suyo, a costa del ascenso de Jimmy Morales. El sábado circuló un video filmado con subrepción (a escondidas) en el cual me acusa a mí de conspirar en su contra. Con ese señor apenas he hablado una sola vez en mi vida, hace ocho años, cuando solicitó cita en mi oficina para la elección en la cual sufrió su primera derrota.
LA “NORMALIDAD” DEL PAÍS incluye ahora: La vicepresidenta obligada a renunciar y en prisión; elección de su sustituto por el Congreso; renuncia del presidente, ahora también en una cárcel y defendiéndose en un juzgado; elecciones con participación sin precedentes; primer lugar para un “colado” en las tradicionales parrandas políticas del país; segundo y tercer lugares peleadísimos, con un TSE imposibilitado de dar resultados finales a causa de los disturbios en pequeños poblados; tres candidatos para ocupar la silla vicepresidencial, todos ellos dignos del cargo; a causa de todo esto, unánimes publicaciones periodísticas halagüeñas para el país en la prensa internacional. Pero sobre todo la conciencia nacional de los beneficios de exigir derechos y protestar.
LA CALMA ACTUAL SE PUEDE entender como corolario a las expresiones de madurez cívica de los guatemaltecos. El silencio de los partidos políticos es explicable, porque el implícito rechazo al sistema partidista tiene una evidencia abrumadora. La suma de los tres partidos situados en la cúspide alcanza el 63.25% de los votos válidos; con los dos siguientes, llega a 75.59 votos. Eso significa un promedio de 2.7% obtenido por los nueve restantes sumados, y los ocupantes de los tres últimos lugares tienen el 2.98%. En este intermedio mientras el TSE dice la última palabra, hay tiempo para comenzar a pensar no sólo en la necesidad de exigir más condiciones para fundar partidos, sino en las razones para escoger entre los candidatos de octubre.