Según los cálculos de los funcionarios reales, alrededor de las 16 hora local Isabel batirá el tiempo de su tatarabuela Victoria en el trono: 63 años, siete meses y dos días, entre 1837 y 1901.
La hora exacta del inicio de su reinado fue difícil de determinar porque su padre Jorge VI murió mientras dormía.
Isabel II es además, a los 89 años, la monarca más anciana del mundo, pero no la que más ha estado en el trono, un privilegio que ostenta el rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, de 87 años, que ascendió el 9 de junio 1946.
Inicialmente, la soberana británica no había previsto ninguna actividad, pero las expectativas la llevaron a programar su aparición en Escocia.
“Es necesario recordar que la fecha del récord se debe a la muerte de su padre y de su tatarabuela. Esa es la manera en que, naturalmente, lo ve ella” dijo una fuente real.
“Si bien reconoce que es un momento histórico, no es un momento personal de celebración”, añadió la fuente.
El Palacio de Buckingham conmemorará el día con una exposición de fotos de su reinado y la Real Casa de la Moneda emitirá una nueva moneda de plata de 20 libras con los cinco retratos oficiales desde 1952.
Nueva era
El historiador David Starkey dijo que el estilo de la reina, heredado de su padre, el rey Jorge VI, y de su abuelo, el rey Jorge V, la ha ayudado a “establecer una marca de integridad intachable”.
Su negativa a opinar sobre temas controvertidos privó al republicanismo “de oxígeno necesario para las controversias”.
En contrapartida, significa también que no “ha hecho y dicho nada que alguien vaya a recordar”, por lo que difícilmente “dará nombre a una época”, como hizo Victoria, escribió el historiador en la revista Radio Times.
La década de 1990 fue la de las grandes dificultades para la reina, que arrojaron dudas sobre el futuro de la familia.
Por el contrario, su colega historiador Andrew Gimson estimó que el reinado de Isabel “será visto como un logro increíble”, que abarca un período “marcado por muchos cambios sociales y económicos importantes”.
Estos cambios vieron la influencia global de Gran Bretaña, que alcanzó su punto máximo durante el reinado de Victoria, decaer a medida que los territorios bajo poder británico se independizaban.
Era un proceso ya en marcha cuando Isabel subió al trono y el país se recuperaba del trauma de la Segunda Guerra Mundial.
A continuación, fue testigo de la unificación de Europa que concluyó con la creación de la Unión Europea, pero también vio la confusión que se apoderó del país cuando la economía se derrumbó en la década de 1970.
Al otro lado del mar de Irlanda, Irlanda del Norte vivió un conflicto sectario durante varias décadas de su reinado, hasta el acuerdo de paz de 1998, mientras que la inmigración masiva, procedente mayoritariamente de antiguos territorios del Imperio, cambió la faz del país.
Vigente
La década de 1990 fue la de las grandes dificultades para la reina, que arrojaron dudas sobre el futuro de la familia.
Tres de sus cuatro hijos pasaron por divorcios muy mediatizados, y a ella se la vio fuera lejos de la sensibilidad de la Gran Bretaña moderna con su débil respuesta a la muerte de Diana, exesposa del príncipe Carlos, en 1997.
Finalmente superó la tormenta, ayudada por una serie de recientes historias felices, como la boda de Guillermo y Catalina y el nacimiento de sus dos hijos Jorge y Carlota -bisnietos de la reina-, además de Las celebraciones por sus 60 años en el trono, el jubileo de diamante.
El nacimiento de Jorge supuso que ahora hay cuatro generaciones vivas de futuros monarcas, algo que no ocurría desde el reinado de Victoria.
El príncipe Carlos, de 66 años, ostenta desde hace tres el récord de heredero al trono británico de más edad.
Para el cronista real del Daily Telegraph, Allison Pearson, Carlos tendrá un desafío colosal.
“Vigente todavía en un mundo tumultuoso, el rostro del reloj en el que las manecillas del tiempo giran, ella ha estado con nosotros más tiempo del que podemos recordar”, escribió.