Además, sugirieron no utilizar el agua para lavar alimentos ni para bañarse, tampoco practicar actividades recreativas mientras haya cianobacteria, y si alguna persona lo hace es bajo su responsabilidad.
Para el caso de los pueblos, que se sirven directamente del lago para su consumo, deben almacenar el agua de lluvia, luego filtrarla con elementos de carbono para que sea apta para el consumo.
“Es importante que las personas que residen en las orillas del lago eviten hacer jornadas de limpieza para extraer la cianobacteria, pues en lugar de ayudar, estimulan su crecimiento”, resaltó Azurdia.
Agregó que los primeros indicios del afloramiento de las algas se detectaron el lunes 3 de agosto, con un nivel de dos millones de células por litro, por lo que inmediatamente se realizó un muestreo limnológico con el apoyo del departamento técnico de la Universidad del Valle Altiplano.
Según el análisis de las muestras de fitoplancton, se encontraron tres tipos de cianobacteria, los cuales son variables en su comportamiento de presencia y desaparición.
Para saber si el florecimiento de la cianobacteria actual produce cianotoxinas, la asociación Amigos del Lago de Atitlán envió muestras al laboratorio de las universidades de California y Wisconsin, EE. UU., por lo que se esperan los resultados, y de ser positivos, representaría una seria amenaza para la salud de la población.