SIEMPRE VERDE
El proceso apesta
“Este proceso electoral apesta y está plagado de todo tipo de violaciones”, es lo que se desprende de la columna de opinión del Lic. Alex Balsells. En medio de la terrible confusión que abruma a la ciudadanía guatemalteca, creo que eso —y que el 75% del dinero que se ha utilizado en esta campaña electoral es de origen criminal— es lo único que entendemos con absoluta claridad.
Sabemos que estamos ante el peligro inminente de que el crimen organizado termine de apoderarse de nuestro gobierno, y que tenemos que hacer todo lo posible para impedir que delincuentes sigan gobernando Guatemala. Por eso indigna tanto que nuestras “autoridades”, algunos viejos políticos y sus cómplices, insistan en tratar de asustarnos con el calificativo de sediciosos a quienes sostenemos que no queremos elecciones en estas condiciones.
Mantener la institucionalidad no es mantener a funcionarios corruptos en su puesto; es —más bien— garantizar la plena observancia de los derechos contenidos en la Constitución. Esta crisis de institucionalidad se debe a que la ciudadanía guatemalteca no confía ni en quien fue presidente, ni en la mayoría de diputados y jueces. El señor Pérez está despedido desde hace varios meses, aunque él y quienes lo apoyan se hagan los sordos. Esta crisis de institucionalidad la crearon ellos; a nosotros nos toca enfrentarla. Recordemos que esos funcionarios llegaron a sus actuales puestos en condiciones de corrupción muy similares a las actuales, solo que no había certezas ni pruebas contundentes. Algunos de esos personajes están en la cárcel, gracias a la Cicig y al MP, con quienes estamos agradecidas y en deuda. Otros van a ir a parar allá, solo es cuestión de tiempo. Y hay funcionarios que renunciaron a sus puestos, demostrando una pizca de vergüenza, ¿o miedo? Pero hay un hombre que se mantiene cínicamente, a pesar de haber perdido el respeto del pueblo que un día lo eligió, y que hoy lo desprecia profundamente. ¡Váyase de una vez por todas, señor Pérez!, porque usted impide que se haga lo necesario para terminar de desmantelar las redes de la corrupción y para rescatar Guatemala.
En medio de esta inusual crisis institucional —provocada por los funcionarios de turno— no constituye sedición proponer un gobierno de transición, encabezado por el actual vicepresidente —para no violar la Constitució—. Además, habría que usar todas las herramientas que nos presenta el sistema legal para hacer funcionar ese gobierno de transición y de renovación nacional. Esa propuesta, que es del Movimiento Semilla, tiene como objetivo rescatar la legitimidad moral a través de una salida inteligente; viable legal y políticamente. Eso permitiría llegar a un nuevo proceso electoral con la mesa limpia y las condiciones necesarias para recuperar la confianza del pueblo guatemalteco. Porque —y sobre todo cuando vemos cómo se burlan de nosotros los diputados del Líder* y del Patriota** que no le retiran la inmunidad a OPM— en estas condiciones no podemos ir a elecciones.
* y ** palabras que hoy no significan nada en Guatemala.