Los 300 diputados griegos iniciaron a las 20 hora local, el examen urgente del nuevo paquete de reformas, incluidas en el acuerdo con Bruselas a cambio de un nuevo rescate.
Tsipras instó a sus diputados a “adaptarse a las nuevas realidades” y descartó “abandonar voluntariamente” el Gobierno, donde dijo que la presencia de la izquierda radical es “un bastión para la defensa de los intereses del pueblo” , y prometió batallar para mejorar el acuerdo sobre el tercer rescate al país, que debe ser finalizado este verano.
“El Gobierno no oye más al pueblo” , lamentaban Katerina Sergidou y Georges Kokkinavi, dos de los seis mil manifestantes congregados delante del Parlamento al anochecer. Estos dos treintañeros, de la corriente más izquierdista del partido Syriza eran el reflejo de la contestación que afronta el primer ministro después del compromiso suscrito el 13 de julio con los europeos.
Solo un breve momento de tensión al final de la manifestación perturbó la calma imperante en la concentración. El proyecto de ley aprobado incluye la reforma de la justicia civil, la aceleración del procedimiento de subastas y el refuerzo de la liquidez de los bancos, muy afectados después permanecer cerrados tres semanas.
Las primeras medidas -subidas de impuestos y cotizaciones- exigidas por los socios europeos fueron adoptadas la semana pasada por 229 de los 300 diputados de la cámara. Sin embargo sólo 123 de los 162 diputados de la coalición de gobierno -149 de Syriza y 13 de Anel- apoyaron el texto.