El texto específico en la encíclica es el siguiente: …el discurso del crecimiento sostenible suele convertirse en un recurso diversivo y exculpatorio que absorbe valores del discurso ecologista dentro de la lógica de las finanzas y de la tecnocracia, y la responsabilidad social y ambiental de las empresas suele reducirse a una serie de acciones de marketing e imagen (194).
El tema ya lo había planteado el Papa San Juan Pablo II en la Encíclica Centesimus annus (Cien años) de 1991, que conmemoraba el centenario de la primera encíclica social Rerum novarum (Renovación de las cosas).
En Guatemala, en 1991, como respuesta a la Centesimus annus se formó el Instituto para la Responsabilidad Social, IPRES, actualmente perteneciente a la Universidad del Istmo. En el 2003 se fundó la Asociación Civil Centro para la Acción de Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala, CentraRSE. Y en el 2014 la Universidad del Istmo impartió el postgrado de Responsabilidad Social Empresarial.
El IPRES se dedica a formación en RSE, y CentraRSE proporciona las herramientas para llegar a ella.
50 casos de RSE en Guatemala
CentraRSE cuenta con más de cien empresas afiliadas y publicó recientemente con el apoyo del Reino de los Países Bajos, el libro titulado Casos de Éxito en Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala. Mayo del 2015. Unión Litográfica, S. A., Guatemala, 211 páginas.
El libro documenta 50 casos distintos de RSE en Guatemala, de diferentes empresas, y lo explica seguidamente.
Desarrollo Sostenible
Una de las primeras herramientas que CentraRSE desarrolló en el 2004 fue IndiCARSE (Indicadores Centroamericanos de RSE), que medía anualmente el nivel de incorporación de políticas y prácticas de RSE a través de un sistema de autoevaluación. Contaba con 480 preguntas agrupadas en siete ejes: Gobernabilidad, Público Interno, Medio Ambiente, Mercadeo, Proveedores, Comunidades y Política Pública. En el 2009, IndiCARSE se volvió regional gracias a un proceso de homologación realizado en conjunto con la Integración Centroamericana por la Responsabilidad Social Empresarial (IntegraRSE).
En el 2010, la RSE experimentó un nuevo giro, debido a un movimiento internacional. Se trató de la Cumbre de Río + 20 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible), que posicionó el concepto de desarrollo sostenible como un fin. El desafío era cómo incorporarlo a las prácticas y políticas que venían trabajando sobre el tema. La respuesta es una combinación de tres elementos: Gobierno, sociedad civil y empresa; articular alianzas público privadas para integrar esfuerzos, recursos y voluntades que lleven a alcanzar objetivos y metas comunes que faciliten el desarrollo sostenible.
Norma de Responsabilidad Social ISO 26000
A finales del 2010 se presentó la Norma de Responsabilidad Social ISO 26000 como una guía de recomendaciones que orienta en la adopción de prácticas de responsabilidad social, siendo coherente y complementaria al Pacto Global de las Naciones Unidas y los principios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Esta es una norma de responsabilidad social, no de responsabilidad social empresarial. Surge de esta manera para que sea incluyente, así, desde la empresa privada hasta la Academia, para que puedan evaluar sus impactos, positivos o negativos para la sociedad y el medioambiente, orientar su comportamiento hacia principios éticos y tomar en cuenta a sus grupos de interés.
La Norma ISO 26000 es una guía no certificable que se adopta de manera voluntaria y no por medio de un sistema de gestión. Abarca siete materias fundamentales: Gobernanza organizacional, Derechos Humanos, Prácticas laborales, Medio ambiente, Prácticas justas de operación, Asuntos relacionados con los consumidores y Participación activa de la comunidad.
Luego de cinco años, en febrero del 2015, se presentó IndicaRSE homologado con la norma de Responsabilidad Social ISO 26000.