Son dos mujeres en dos contextos distintos pero que viven en una época política sumamente parecida. Ambas son ejemplo del papel de la esposa de un presidente, como compañeras, líderes y educadoras.
Anna Eleanor Roosevelt nació en Nueva York el 11 de octubre de 1884. Fue una diplomática y activista estadounidense por los derechos humanos.
Fue Primera Dama estadounidense y esposa del Presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt. Está considerada como una de las líderes que más ha influido en el siglo XX.
Durante la Gran Depresión viajó a través de Estados Unidos promoviendo la New Deal, y visitó las tropas en los frentes de batalla de la Segunda Guerra Mundial.
Dama institucional
Participó en las formaciones de numerosas instituciones, siendo las más notables entre ellas las Naciones Unidas, la Asociación de Naciones Unidas, y la Casa de la Libertad, (Freedom House). Presidió el Comité de Derechos Humanos de la ONU y su papel fue clave en la aprobación en 1948 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El Presidente Harry Truman se refirió a ella como la “Primera Dama del Mundo” en honor a sus extensos viajes para promover los Derechos Humanos.
Hija mayor de Elliot y Anna Hall Roosevelt y sobrina favorita de Theodore Roosevelt, se casó en 1905 con un primo en 5º grado, Franklin Delano Roosevelt.
Su madre falleció de difteria, cuando ella tenía dos años, su hermano, Elliot Roosevelt Jr., un año después, y su padre, dos años después.
Su hermano menor, Hall Roosevelt, fallecería por problemas de alcohol, en 1941, cuando ella ya era primera dama de Estados Unidos.
Encuentro casual
En 1902, en un tren a Trivoli, Nueva York, se encontró con D. Roosevelt, con quien inició una relación secreta. La pareja se comprometió en 1903, con la oposición de la madre de Roosevelt.
Theodore Roosevelt accedió a llevar a la novia al altar.
El 12 de abril de 1945, Eleanor estaba en Washington, D.C., cuando fue informada de la muerte de su marido, y de inmediato llamó al entonces vicepresidente Harry Truman para darle la noticia del fallecimiento.
Truman, conmocionado, le preguntó a ella si podía ayudarla, a lo que Eleanor le contestó: “No hay nada en lo que puedas ayudarme, eres tú quien está en problemas”, y entonces Truman, todavía impresionado tuvo que asumir el cargo de Presidente de Estados Unidos.
Inmediatamente, Eleanor viajó a Warm Springs, Georgia, para llevar de vuelta los restos mortales de su esposo a Washington y finalmente a Nueva York, donde sería enterrado.
Eleanor Roosevelt participó en la formulación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, refiriéndose a ella como “La carta magna de la humanidad”.
Continuó participando activamente en la vida política de su país hasta su muerte, el 7 de noviembre de 1962.
Es considerada una de las Primeras Damas más populares de Estados Unidos.
Elisa Martínez de Arévalo
Elisa está ligada inevitablemente a Juan José Arévalo.
Para comprender la dichosa coincidencia que los unió es preciso contar con algunos datos de Arévalo.
Nació el 10 de septiembre de 1904, en Taxisco, Santa Rosa. Sus padres fueron Mariano Arévalo Bonilla y Elena Bermejo de Paz. Realizó sus primeros estudios en Taxisco y se graduó de maestro en 1922 en la Escuela Normal Central para Varones de la ciudad de Guatemala. Fue un escritor fecundo. En 1925 publicó su primer libro, un método tradicional para aprender simultáneamente dibujo, escritura y lectura, editado pulcramente en París, convertido posteriormente en libro oficial de lectura de Guatemala durante muchos años.
En 1927, durante el gobierno de Lázaro Chacón, fue becado para estudiar en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en la Universidad de La Plata, Argentina.
Su estadía en ese país sería crucial para conocer a quien sería su primera esposa.
Al año siguiente de su llegada contrajo matrimonio con la educadora argentina Elisa Martínez.
Regresó a Guatemala en 1931 y de vuelta en Argentina recibió, en la Universidad de La Plata, el título de Profesor de Enseñanza Secundaria en Filosofía y Ciencias de la Educación, y el 5 de mayo de 1934 el Doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación.
Con la Revolución de 1944, Arévalo regresó a Guatemala, donde ganó las elecciones en 1945.
Junto a él estuvo Elisa, la dama gaucha.
Proyección
Pocas personas conocen en Guatemala y Argentina la obra que Elisa desarrolló silenciosamente, debido a que la figura excelsa de Juan José la opacó, y porque fue más importante destacar la vida política de él que la labor silenciosa de ella.
Sin embargo, y tomando en cuenta sus conocimientos pedagógicos, ella fundó en Guatemala los primeros comedores y hogares infantiles para niños desamparados. Es la pionera del servicio social en Guatemala.
Su trabajo fue exaltado en Argentina, por su amor por los niños.
Una coterránea suya escribió en su biografía: “Porque ella honró a Guatemala y eso le dará por siempre un justo título dentro de nuestra nacionalidad y ocupará un lugar preeminente en nuestro corazón”.
Otro aspecto de la grandeza de Elisa fue su auténtica vocación de maestra.
Ella se graduó de Maestra de Educación Primaria en 1921 y de inmediato inició la docencia en una Escuelita de Buenos Aires, y ejerció ininterrumpidamente por más de 20 años.
Cuando el mandato Presidencial de Arévalo la trajo a Guatemala, interrumpió su ministerio, pero cuando por circunstancias de la vida volvió a su patria, Argentina, retornó a su puesto de maestra en aquella misma escuelita de Buenos Aires.
La obra que ella realizó en Guatemala fue desconocida por sus compatriotas en toda su dimensión.
Cuando luego del período presidencial de Arévalo vuelve a Buenos Aires, los diarios bonaerenses “La Razón” y “El Mundo” dan la inusitada noticia de que “la esposa de un ex Presidente volvió a su cargo de Maestra en Buenos Aires”.
Último deseo
Elisa falleció en Bariloche, Argentina, el 15 de abril de 1985. Ella siempre manifestó su deseo de morir en tierras guatemaltecas y ser acogida en este fértil y bendito suelo.
Su primer deseo no se satisfizo, pero el segundo sí, porque sus restos, a instancias de sus sobrinos Nelly y Rodolfo, descansan en Guatemala. Efectivamente, sus cenizas llegaron al país el 7 de julio de 1985.
Elisa Martínez fue una gran mujer detrás de un gran hombre. Un proyecto de mujer en los planes de desarrollo de Arévalo Bermejo, y un ejemplo para la mujer de hoy.
Frases célebres
Estas fueron dichas por Eleanor, pero se pueden aplicar perfectamente a Elisa.
“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”.
“No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla”.