SI ME PERMITE

Comunique para soluciones

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“El ignorante responde antes de oír, niega antes de comprender y afirma sin saber de qué se trata.” Miguel de Cervantes.

Sería injusto quitarle el crédito a todos los medios de comunicación que hoy tenemos con el progreso de la tecnología electrónica y también la diversidad de modos que se pueden usar, sea texto o audio. Pero debemos reflexionar al hecho que cuando más avanzamos en la manera tecnológica de la comunicación menos dialogamos a la manera antigua en la cual se piensa y procesa las ideas para poder ayudar a los nuestros y acompañarlos hasta encontrar soluciones a las situaciones que están viviendo.

Claro está que, cuando recuerda lo que hace unas décadas todavía se acostumbraba, era un arte de escuchar, preguntar y clarificar para poder compartir ideas o algunos conceptos para considerar, al punto que pudiéramos entre todos llegar a posibles conclusiones donde uno repensaba hasta tener alguna solución de estados que parecieran “callejones sin salida”.

Estructurando la práctica del pasado, iniciaba porque por la confianza que nos teníamos nos tomábamos la libertad de plantear nuestras dudas o conflictos para que los nuestros se integraran en una plática comunicativa. Terminaba uno agradeciendo primero el estar dispuestos en escucharnos y luego, haciendo propio el tema o problema, elaborar ideas lógicas y razonables para que la convivencia produjera ideas de soluciones alternativas.

Deberíamos pensar y observar si la manera de nuestra convivencia actual al no tener la manera del pasado de dialogar, podemos estar cayendo a una soledad en nuestro mundo, que si bien nos rodeamos con tanta gente que cuesta incluso respirar aire puro, en materia de comunicación pareciera que a nadie le interesa y tenemos que ver cada uno de nosotros como resolver nuestra realidad.

No falta quienes, definiendo su estado o problema, se sientan frente a su computadora y abren alguna página de internet rodeado de una soledad absoluta para ver si hay alguna solución en algún programa con los términos que se ha sabido definir o bien si en una grabación la cual, al buscarla se puede tener alguna información o un enfoque que me pueda proyectar solidaridad para el caso de uno y si no pudiera con el descuido de los que le rodean tomen alguna alternativa de las más fatales, de las cuales no hay forma de retornar por lo fatal de su decisión y a los que sobrevivimos solo nos queda lamentar por no haber hecho algo.

Creo que estamos a tiempo todavía de reestructurar nuestras relaciones para el bien de los nuestros y tal vez, tener el beneficio para nosotros el día de mañana, por si tuviéramos que vivir un estado semejante. Por lo menos tenemos una estructura sana en todo lo que humanamente podemos tener, para poder hablar y ser oídos, pero mucho más importantes es alcanzar soluciones que fortalecen nuestra convivencia. Entendemos que convivir no es simplemente compartir un espacio físico sino lo más importante que uno pueda sentirse parte de la vida de los próximos y ellos también puedan sentir que pertenecen al grupo y lo que uno logra o no, interesa al resto.

En estos días nos debería preocupar más en dónde estamos y cuantos somos, definir quién es mi prójimo y cuanto puede necesitar de mí o yo de él para que no seamos clasificados como coexistentes de este territorio sino que somos seres que convivimos buscando el bien mutuamente el uno del otro.

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.