El traslado de la niña, de quien supuestamente su padre abusaba desde que tenía 11 años, fue ordenado por un juez, ya que ella todavía vivía con su familia, junto con otra hermana pequeña.
“No puedo acusarlo —al padre—, él es el único que lleva dinero a la casa”, fue lo único que alcanzó a decir la madre de Abigaíl, durante la audiencia para ventilar el caso. Sus palabras dejan entrever una verdad aterradora.
El llanto de la bebé hizo volver a la realidad a Abigaíl, quien solo pudo arrullarla; parecía no darse cuenta de que era una vida la que tenía en sus brazos y era como si jugara con una muñeca.
“¿Cómo se prepara?”, preguntó Abigaíl al recibir una donación de leche en polvo. No llevaba más ropa que una falda de lona desteñida y una blusa. La bebé tampoco llevaba más ropa ni pañales.
Desde ese día, y sin saber durante cuánto tiempo, Abigaíl estará sola a cargo de su hija. Las lágrimas brotaron otra vez en silencio. Dos niñas lloraban al mismo tiempo.
Víctimas
El caso de Abigaíl es un reflejo de los miles de delitos sexuales que ocurren a diario en Guatemala y que causaron que el año pasado 43 niñas de 10 años quedaran embarazadas, además de 72 de 11 años, 213 de 12 y mil 104 de 13.
El Código Penal establece, en el artículo 173, que se comete el delito de violación cuando se sostienen relaciones sexuales con una menor de 14 años, aun cuando no haya violencia física o psicológica.
La agravación de la pena de violación ocurre cuando además se produce el embarazo en la víctima, señala el artículo 174 de la misma ley.
Mirna Montenegro, directora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva (Osar), asegura que, aunque se ha dado un cambio en el ámbito social, la protección de la niña debe superar varios vacíos.
“Se rompe la idea de que es normal que una niña menor de 14 años esté embarazada y se empieza a evidenciar como un delito; eso es un avance”, dice Montenegro.
Según la directora de Osar, la aplicación de las leyes todavía representa un reto. “En el caso de la niña de Jutiapa —Abigaíl—, ella es la víctima, es la que sufre la violación; además, pasa por el trauma del parto, tiene a la bebé y el sistema de justicia la separa de lo único que tiene, que es su mamá, se revictimiza a la niña”, refiere.
La otra brecha por superar, según la directora de Osar, es la justicia. “Si hay delito tiene que haber proceso de persecución penal y alguien debe pagar por el delito que cometió. Sin embargo, el sistema es muy lento”, expresa.
Sin Derechos
Leonel Dubón, director de la Asociación El Refugio de la Niñez, afirma que estos casos vulneran los derechos de las niñas.
“Se les limita tener una vida digna, se les veda la oportunidad de un desarrollo integral, oportunidades para educarse y tampoco tienen acceso a la salud”, asegura Dubón.
Según el activista, es necesario reconocer que se ha perdido el sistema primario de protección de la niñez, que involucra a padres, escuela y comunidad, pero el problema se agrava porque el Estado no tiene capacidad para proteger a este sector.
Cambiar las leyes
Aunque el delito de violencia sexual solo se aplica a las menores de 14 años, organizaciones que integran la Mesa en Favor de la Niña buscan que también se proteja a quienes se casan a temprana edad.
Gabriela Lima, integrante de World Vision Guatemala, señala que los matrimonios a temprana edad son un problema nacional que replica los círculos de pobreza. “La desnutrición crónica se triplica en hijos de madres adolescentes”, expone.
Peligros
Debido al embarazo, las niñas sufren un trauma emocional.
Se crea un conflicto debido a que desean hacer actividades de niña, pero tienen responsabilidades de mujeres adultas.
Si ocurre un delito sexual, las madres jóvenes tienden a rechazar a los niños.
El cuerpo de la niña no está preparado para un embarazo.
Existe un alto riesgo de mortalidad materna, debido a que la matriz no está preparada.
Las niñas embarazadas a temprana edad tienen más riesgo de sufrir presión alta —preeclampsia— e infecciones durante el proceso.
A dónde acudir
Para denuncias de violencia sexual se puede presentar o informar de manera anónima.
Se puede denunciar en un centro de Salud u hospital cercano y el personal informará a la Procuraduría General de la Nación, ubicada en la 15 avenida 9-69, zona 13, ciudad de Guatemala. Teléfono 2414-8787
También se puede recurrir en estas instancias:
Procuraduría de los Derechos Humanos, situada en la 12 avenida 12-54, zona 1, Ciudad de Guatemala, y en las auxiliaturas departamentales. Teléfonos 1555 y 2424-1717.
Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas.
Oficina de Atención a la Víctima, del Ministerio Público.
Oficina de Atención a la Víctima, de la PNC.