Desde principios del siglo XX ha tenido gran arraigo en México, a tal punto que se considera también parte de la cultura popular del vecino país, de donde se cree vino a Guatemala. En Cuba se interpreta con instrumentos de viento, flautas, violines, timbales y percusión.
El autor
Belarmino Manuel Molina, nació en el municipio de San Juan Sacatepéquez, Guatemala, el 21 de Mayo de 1879.
Sus padres fueron el poeta Jacinto Molina y Josefa García Solís de Molina. Desde niño, Belarmino mostró afición por el arte musical. A la edad de doce años ingresó becado al Conservatorio Nacional de música en donde estudió violín, bajo la dirección del también violinista sanjuanero Agustín Ruano, además Mariano Bracamonte y los maestros italianos Cantilena y Ángel Disconzi.
Molina también estudió piano con Francisco Gutiérrez, Herculano Alvarado y los maestros italianos Reinaldo Brugnoli y el mismo Disconzi. En 1898 Molina fue designado primer alumno, categoría que sostuvo junto con la dirección de la orquesta de conservatorio hasta concluir sus estudios en 1901. Posteriormente fue violinista de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Don Belarmino compuso obras en diversos géneros musicales, compuso los sones El sanjuanero y El Chiu publicados por el Departamento de Folclor de la Dirección de Bellas Artes en marzo del 1959; entre las de corte clásico, están: Capricho fantasma, quizá la mejor que haya compuesto y que se sigue escuchando en interpretación al piano.
En música para banda marcial Molina destacó con Azul y Blanco; en composiciones para violín, Don Fantasía y Preludio; en el canto, La habanera y Canción del huerfanito e incursionó en los géneros ligero y música de salón.
Sus valses Recuerdos de un amigo y Luna de miel, así como su Danzón, piezas que forman parte del repertorio clásico de las marimbas guatemaltecas, han sido grabados en hermosos arreglos sinfónicos y difundidas por la Orquesta Millennium, que dirige el compositor, director de orquesta y musicólogo Dieter Lehnhoff, en el disco compacto Valses inolvidables de Guatemala.
Don Belarmino murió el 23 de enero de 1950, cerca de media noche, en su pueblo natal, después de confesarse y comulgar rodeado de familias y amigos íntimos. Pese a haber sido un auténtico valor nacional en el campo de la música, vivió y murió modestamente, sin abundancias económicas, como ocurre casi siempre con aquellos seres que se entregan de corazón al arte por amor a su pueblo natal.
Fuentes: Libro La música en Guatemala. Algunos músicos y compositores. J. Eduardo Tánchez. Asociación Guatemalteca de Autores y Compositores (AGAYC).
