Durante enero Maduro estuvo fuera del país 19 días en cuatro giras internacionales diferentes. Pero sus estancias en Venezuela fueron matizadas con denuncias recurrentes de planes de “golpe de estado”, “magnicidio”, “guerra psicológica”, “emboscada”, “complot” y “guerra económica”, entre otras.
El presidente socialista, cuya popularidad se desplomó en el último año a 20% luego de arrasar en las municipales a finales de 2013, insiste en sus discursos en la unión cívico-militar y pronostica la derrota de los golpistas.
“Máxima alerta”, arengó el heredero político de Hugo Chávez. “Se ha puesto en marcha un plan para un golpe de Estado cruento y debemos unir las fuerzas populares y militares para derrotar en cualquier escenario ese golpe de Estado (…) tenemos que cuidar la unión cívico-militar”.
— Camarada Biden —
Los ataques contra el vicepresidente de Estados Unidos se iniciaron el viernes, cuatro días después de la cumbre de seguridad energética desarrollada en Washington, a la que asistieron gobernantes de países del Caribe que han sido subsidiados por Venezuela en su consumo energético.
“Sea en Ucrania o en el Caribe ningún país debería poder usar los recursos naturales como una herramienta de coacción contra otro país”, dijo Biden durante aquel encuentro.
Mientras se desarrollaba la cumbre en Washington Maduro –que se aprestaba a viajar a la cumbre de la Celac en Costa Rica– denunciaba que un grupo terrorista intentaría hacerle daño en aquel país.
Un “grupo terrorista” se encuentra en Costa Rica “para tratar de amenazarme”, dijo Maduro en un acto público.
El viernes, a su regreso de América Central, Maduro reveló en transmisión televisiva que varios presidentes no identificados que asistieron a la Celac lo pusieron al tanto de un complot de Estados Unidos en su contra y que le dijeron que “me cuidara de Biden”.
“En Washington se reunieron con los gobiernos del Caribe y a todos les dijo que el gobierno de Venezuela va a ser derrocado (…). Vicepresidente Biden, míreme a los ojos: ¿Es esto lo que quiere en las relaciones con América Latina y el Caribe?”.
Apenas diez días antes, en ocasión de su mensaje anual a la Asamblea Legislativa, Maduro había elogiado a Biden al recordar su encuentro en Brasil para la asunción de Dilma Roussef.
En Brasil “conversamos con diversos líderes del mundo, incluyendo al vicepresidente Biden, que les mandó saludos a todos. Camarada Biden, un saludo respetuoso. Quien sonríe, le sonreímos”, recordó Maduro.
— Expresidentes y diarios —
La semana previa Maduro había lanzado diatribas contra tres expresidentes de Colombia, México y Chile que participaron en un foro opositor en Caracas, y quienes intentaron visitar al opositor radical Leopoldo López, detenido en una prisión militar hace once meses.
“Les quiero decir al expresidente (Felipe) Calderón de México, al expresidente de la derecha pinochetista Sebastián Piñera (Chile) y al expresidente (Andrés) Pastrana de Colombia: les debe quedar claro que vienen a apoyar a un grupo de extrema derecha que está llamando a un golpe de Estado cruento”.
Si “llegaran a ocurrir eventos graves de golpe de Estado quedarían ustedes manchados de sangre”, agregó Maduro.
El presidente venezolano también la emprendió en enero contra el New York Times –al cual acusó de conspirar por sus editoriales sobre la crisis económica venezolana– y al diario ABC de España al que definió como una “inmundicia” por hacerse eco de una denuncia contra el número dos chavista, Diosdado Cabello.
La multiplicación de colas al agravarse el desabastecimiento de alimentos y medicinas que afecta al país desde hace mas de un año, fue explicado por el gobierno como parte de “una emboscada” de empresarios, opositores y oligarcas para enervar a la población y preparar un golpe de Estado.
Incluso medios de prensa audiovisuales europeos y dos agencias de noticias, entre ellas la AFP, fueron señaladas por Maduro en cadena nacional por difundir reportajes sobre las penurias de abastecimiento, todo según el gobierno como parte de la guerra económica.