CABLE A TIERRA
Carta de renuncia
En el Movimiento Semilla nos hemos propuesto contribuir a que otros actores que están definiendo el destino del país, y que parecen estar ajenos al sentir ciudadano expresado en las plazas públicas y de tantas otras maneras, comprendan por qué insistimos en que es indispensable que el presidente deje su puesto, si realmente se quiere la depuración y limpieza de la cloaca en que ha convertido al Estado.
Es insoslayable que la calidad de Jefe de Estado y de Gobierno con que fue investido al ganar las elecciones y jurar ante nuestra Constitución, le vuelve automáticamente sujeto políticamente responsable por los casos de corrupción que ya están en investigación; en ellos están implicados funcionarios que fueron nombrados directamente en altos puestos de dirección por su persona o la anterior vicepresidenta. Ella será investigada también por potenciales delitos de la misma naturaleza y tiene propiedades y recursos cuya adquisición difícilmente se puede justificar con los ingresos devengados como funcionaria pública.
Sabiendo además que estos casos son apenas la punta del iceberg, su responsabilidad es aún mayor. El presidente debió ser quien impulsara, desde el primer escándalo de corrupción que se dio, una auténtica persecución a los funcionarios delincuentes, mas no lo hizo. Si se hizo de la vista gorda, o tiene implicaciones directas en los ilícitos, es precisamente lo que urge establecer. Al separarse del cargo se podría realizar una investigación independiente al más alto nivel, e iniciar procesos penales contra los responsables de la defraudación fiscal y de las contrataciones anómalas con fondos públicos, así como de los casos de enriquecimiento ilícito de funcionarios y exfuncionarios.
El derecho de antejuicio inherente al cargo entorpece la investigación del Ministerio Público y podría generar un mayor desgaste a las instituciones políticas y de justicia de la nación; quien desempeña el cargo de Presidente de la República debe representar la unidad nacional y velar por los intereses de toda la población; se comprometió a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes, con el fin supremo de la realización del bien común, todos mandatos cuyo cumplimiento hoy se le cuestionan. La calidad ética que se requiere para ostentar un puesto de esta naturaleza no parece existir; la legitimidad y confianza que la población le dio con su voto, la autoridad para conducir los destinos de la nación, se ha visto traicionada de manera abierta y flagrante.
Por lo tanto, lo que procede es que presente su carta de renuncia al cargo de Presidente de la República. Será aceptada con vítores por parte de la población y, como ciudadanía soberana, daremos anuencia para que se dé posesión del cargo lo antes posible al actual Vicepresidente de la República, conservando así la institucionalidad que supuestamente ahora tanto preocupa, pero que la ambición y voracidad desmedida hizo olvidar que el Presidente debía cuidar de ella cada día de su mandato.
No queda duda de que su gesto sería una auténtica contribución a la estabilidad política; podríamos comenzar a rescatar y construir instituciones que estén genuinamente al servicio de la ciudadanía y no de las mafias organizadas; volver a confiar en que un día imperará la transparencia en la administración pública y que se logrará la justicia que solicita el clamor popular.
Para facilitar, ponemos este texto a su disposición para preparar su carta de renuncia. El próximo 4 de julio de 2015 es una fecha de lo más idónea para presentarla.