Charles Aránguiz, por partida doble, Alexis Sánchez, Gary Medel y Ronald Raldes, en propia meta, fueron los autores de los goles el día que Chile mostró su mejor versión y pareció, al fin, un candidato para ganar el torneo continental.
Chile encarriló el choque con el primer gol a los tres minutos de juego con un gol de Charles Aránguiz. Eduardo Vargas recibió un pase en profundidad e intentó un control orientado que se convirtió en un pase para Aránguiz, que llegó en carrera y fusiló el arco de Romel Quiñónez.
Después del primer gol, el juego se embrolló, un escenario en el que Chile no se siente cómodo, pero no pasó apuros para controlar a una selección boliviana muy desatinada que no inquietó ni una sola vez la portería de Claudio Bravo en todo el primer tiempo.
Ante la falta de fluidez ofensiva, Chile lo intentó a balón parado con dos lanzamientos da falta de Alexis Sánchez que se estrellaron en el poste y el larguero.
Las fisuras en la zaga boliviana aparecieron pasada la media hora de juego y una pérdida de balón originó la jugada del segundo gol chileno.
Alexis condujo el ataque, abrió a la banda para Jorge Valdivia y éste se lo devolvió al Niño Maravilla, que remató de cabeza rodeado de defensas y batió a Quiñónez en el minuto 37.
El segundo tanto desmoronó la moral del conjunto boliviano, que podría haber llegado al descanso con una goleada en contra si Eduardo Vargas y Jean Beausejour hubiesen aprovechado un par de oportunidades claras.
El segundo tiempo
Chile saltó al césped en el segundo tiempo sin Alexis ni Vidal, a los que Sampaoli prefirió dar descanso con miras a los cuartos de final.
En el minuto 66 Chile dejó visto para sentencia el duelo con el tercer gol, obra de nuevo de Aránguiz, que remató al fondo de la red un buen centro desde la izquierda de Angelo Henríquez, el reemplazo de Alexis.
El combinado chileno fue el dominador absoluto del cotejo y cerró una jornada redonda con el cuarto gol, anotado por Gary Medel, que resolvió como un fino estilista desde dentro del área con un control con el pecho y una suave vaselina.
Para cerrar una noche aciaga para Bolivia, Ronald Raldes marcó en propia puerta el quinto gol después de un lanzamiento de Henríquez.