Se trata del tercer y último tomo —de casi 800 páginas— que ilustra la vida de Guatemala durante la Colonia y los años en que Fuentes y Guzmán fungió como corregidor en Totonicapán y Huehuetenango.
Patrimonio documental
El manuscrito original, escrito alrededor de 1680, se encuentra en la caja fuerte del Archivo General de Centroamérica (AGCA).
“Apreciar la versión original es una aventura extraordinaria”, afirma el doctor en historia José Cal Montoya, quien describe como en los enormes pliegos de papel de fibra vegetal, se puede distinguir la fineza de la caligrafía, los dibujos de gran precisión de la flora y fauna del país, los mapas y demás detalles.
Ana Carla Ericastilla, directora del AGCA, comenta que se encuentra inmersa en el proyecto de proponer esta obra en el programa Memoria del mundo, ante el Fondo de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) cuyo expediente se presentará en marzo del 2016.
Uno de los propósitos de este programa es que estas piezas se consideren parte del patrimonio documental del país y del mundo, por lo que el Estado debe protegerlas.
“El manuscrito nunca ha sido restaurado. No está en riesgo, pero sería provechoso restaurarlo”, indica Ericastilla.
En febrero de 2012, la obra fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, por el Ministerio de Cultura y Deportes.
Escasas ediciones
El primer ejemplar de Recordación Florida fue publicado en España entre 1882-1883 en dos tomos con notas e ilustraciones de Justo Zaragoza. “Es imposible conseguirlo”, afirma Cal Montoya.
En Guatemala, hay dos ediciones completas. La de 1932, a cargo de la Academia de Geografía e Historia, publicada en tres volúmenes.
Luego en 1951, la editorial José de Pineda Ibarra hizo una segunda divulgación, comenta Anacleto Medina, director de la Editorial Universitaria.
Fragmentos de este ejemplar fueron publicados en 1995 por Artemis & Edinter.
Ensalada de hierbas
Cabezas cita a Francisco Ximénez, quien se refirió a esta obra en forma sarcástica calificándola de “una ensalada de todas las hierbas, porque así tirando más a farmacopea que a apariencia de historia”.
Para Cabezas, sin embargo, Fuentes y Guzmán rompió con los cánones de su época, que no permitían en el discurso la constante mezcla de información y análisis de diferentes disciplinas. “Presentó un enfoque novedoso”, afirma en la contraportada del libro.
Parte de la importancia de la obra, refiere Cal Montoya, es que fue la primera obra escrita por un autor criollo nacido en Guatemala, quien se consideró un descendiente directo del cronista Bernal Díaz del Castillo.
“Tenía además la intención de ser nombrado Cronista del Reyno de Guatemala, cosa que nunca logró”, dice Cal Montoya.
Es, además, un importante recuento natural y material del Reyno, con el cual demostró su vocación para la recopilación de datos, el cual hasta la fecha sirve para diversidad de especialistas.
El sociólogo Severo Martínez Peláez en su libro la Patria del Criollo estudió la Recordación Florida e infiere que esta es un reflejo de la práctica del poder de las élites durante la Colonia para “justificar un lugar privilegiado en la sociedad” y cómo estos principios sociales permanecen vigentes.
Imprecisiones
Algunos historiadores califican el relato de Fuentes y Guzmán de fantasioso.
El estadounidense Christopher Lutz menciona varias imprecisiones en la obra, basándose en los estudios del padre Carmelo Sáenz de Santamaría así como en el hallazgo de los libros de Cabildo II y III, en Nueva York.
“A pesar de que el cronista leyó los manuscritos e hizo apuntes en los mismos folios, inventó hechos alrededor del proceso y decisión de buscar un lugar ideal para la nueva ciudad de Santiago, después de la destrucción del Valle de Almolonga”.
“Fuentes y Guzmán también inventó la participación del arquitecto militar Juan Bautista Antonelli en el diseño de la nueva ciudad de Santiago en el valle de Panchoy, cuando Antonelli no llegó a América Central más o menos medio siglo más tarde”, indica Lutz.
Referencial
Recordación Florida forma parte de las cuatro historias generales, fundamentales en la historiografía guatemalteca, refiere Cal Montoya.
Las otras tres son: La verdadera y notable relación del descubrimiento y conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo (1632); Historia general de las Indias occidentales y particular de la gobernación de Chiapas y Guatemala, de Antonio de Remesal (1619) y Crónica de la provincia del santísimo nombre de Jesús de Guatemala, del padre Francisco Vásquez (1714-1716).
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán nació en Santiago de Guatemala el 9 de febrero de 1642.
Menciona entre sus antepasados al conquistador y cronista Bernal Díaz del Castillo.
Recibió el grado de capitán de las milicias en 1659, fue regidor perpetuo del Ayuntamiento de Santiago de Guatemala.
También fue alguacil mayor y corregidor de Totonicapán y Huehuetenango.
En 1698 fue nombrado alcalde mayor de Sonsonate, cargo que solo ejerció un año. Murió el 1 de agosto de 1699, de acuerdo con las anotaciones de Horacio Cabezas.