Su fachada original es la que ilustra el principio de este artículo, tenía una leyenda que decía: “Administración de Reyna Barrios. Julio 19 de 1895”. Desde el día de su inauguración el teatro vio desfilar a grandes compañías de teatro, danza y música que vieron en la nueva edificación una oportunidad para conseguir un lugar en el medio artístico de la época. La primera actividad en realizarse en este lugar, de acuerdo con registros de la Casa de Cultura de Occidente fue el de una ópera italiana.
El historiador Francisco Cajas contó que a raíz del terremoto de 1902, la fachada original se derrumbó, por lo que fue cambiada por la actual, bajo la dirección del artista quetzalteco Agatón Boj. Ésta fue la última remodelación significativa efectuada en el edificio, a nivel de su estructura, ya que el interior prácticamente no ha cambiado de su concepción y elegancia original.
Compañías de teatro, música y danza provenientes de España, México e Italia forman parte del desfile de artistas que dieron a este coloso colonial la importancia cultural que durante las décadas de 1960, 70 y 80 le merecieron el título de Templo de la Cultura Guatemalteca.
Con el paso de los años el movimiento cultural se incrementó en Quetzaltenango, y aparecieron artistas de la talla de Osmundo Arriola, Carlos Wyld Ospina, Werner Ovalle y Belisario Soto, entre otros, quienes dieron a conocer sus más famosas obras sobre las tablas del Teatro Municipal. Artistas contemporáneos como Gaby Moreno, ganadora del Grammy se presentó en 2014 en este escenario.
En 1916 apareció por primera vez en la historial del arte local el certamen Juegos Florales, que reunió a los mejores dramaturgos, literatos y poetas de Hispanoamérica. El primer ganador fue el quetzalteco Osmundo Arriola. Este centro cultural también ha sido testigo de varios acontecimientos políticos de la historia del país.