La segunda cumbre bajo el formato UE-Celac -pero la octava ya entre las dos regiones- servirá el miércoles y jueves para hacer un repaso de su relación “entre iguales” y sus desafíos a nivel global y bilateral, pero también se centrará en “reforzar los lazos económicos, facilitar las inversiones y el comercio y promocionar el comercio justo”, según fuentes comunitarias.
“Latinoamérica es la región del mundo donde, aparte de Norteamérica, la UE tiene más inversiones. Muestra un compromiso y confianza a largo plazo con la región”, destacaron.
La UE, que representa entre un tercio y el 40 % de la inversión extranjera total en Latinoamérica, tiene más de medio billón de euros de inversiones en la región, más que Rusia, China, la India y Sudáfrica juntos.
En ese escenario, los líderes de ambas orillas del Atlántico esperan congratularse de su acercamiento comercial y defenderán seguir ese camino en la que será la Declaración de Bruselas.
Desde que los líderes europeos y latinoamericanos y caribeños se reunieron por última vez en Santiago de Chile hace dos años y medio, han entrado en vigor los tratados de libre comercio firmados con Colombia y Perú y el acuerdo de asociación con seis países de América Central (Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Guatemala, Honduras y El Salvador).
Esos logros se ven ampliados con el fin de las negociaciones con Ecuador para que se incorpore al acuerdo multipartito de libre comercio con Colombia y Perú y éste pueda entrar en vigor igualmente de forma provisional para mayo o junio de 2016, según las fuentes.
arancelarias del programa SGP+ europeo.
Por lo que respecta a Bolivia, que decidió salir de la negociación iniciada entre la UE y la Comunidad Andina de Naciones y que actualmente mira hacia el tratado multipartito cerrado por la UE con sus vecinos andinos o la posibilidad de unirse al Mercosur, las fuentes indicaron que “no hay una presión económica” ya que el país goza de las ventajas
Otro avance desde la última cumbre es la apertura de la negociación de un acuerdo de diálogo político y cooperación entre la UE y Cuba, que no contempla una parte comercial porque “es algo que La Habana no ha pedido y que los europeos no han ofrecido”, dijeron.
Entre todos estos hitos de la política comercial de la UE con Latinoamérica en los últimos dos años y medio, claramente la oveja negra sigue siendo el acuerdo de asociación con cuatro países del Mercosur (Mercado Común del Sur), estancado en el pilar comercial.
La cumbre de Santiago sirvió para escenificar un desbloqueo en esa negociación con el anuncio de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay por un lado, y de la UE, por otro, de que ese mismo año, 2013, intercambiarían sus primeras ofertas de acceso a mercados.
Algo que se ha ido retrasando una y otra vez y que, desde entonces, no ha llegado a producirse.
“Esperamos poder confirmar pasos y hacer algunos progresos en la negociación con Mercosur para hacer avanzar esa negociación en los meses o año por delante”, indicaron fuentes comunitarias.
El día 11, en los márgenes de la cumbre, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, se reunirá con los ministros de esos cuatro países para intentar repetir el compromiso de Santiago y, que esta vez, pueda cumplirse.
“Nosotros lo intentamos, si no lo logramos, seguimos intentándolo”, dijeron las fuentes europeas, que consideran que ahora hay “mejor entendimiento de las dos partes de lo que podemos y no podemos hacer”.
“Creo que hoy estamos más cerca de lo que lo estábamos entonces sobre un adecuado entendimiento mutuo”, indicaron, a la vez que apuntaron que “el ambiente de la negociación ha cambiado mucho en los últimos dos años” y que “en ciertos círculos hay más interés de hacer progresos que entonces”.
A pesar de que países como Brasil y Uruguay han pedido mayor libertad dentro del bloque para negociar a diferentes ritmos, las fuentes comunitarias subrayaron que “hay un mandato de negociación que es para un acuerdo con Mercosur” en conjunto.
“En tanto que tengamos una contraparte dispuesta a negociar con nosotros, seguimos con Mercosur”, dijeron, al tiempo que se mostraron “convencidos de que la mejor solución para ambas partes sería un acuerdo birregional”.
Otro proceso anunciado en la cumbre de Santiago y que no ha registrado apenas avances es la actualización de los acuerdos comerciales que la UE tiene en vigor desde hace unos quince años con México y Chile.
En la reunión de Bruselas los líderes esperan darles un nuevo ímpetu para que alcancen “el mismo nivel de ambición de acuerdos más recientes”, como los logrados con Corea del Sur o Canadá.