Se llaman Shop Libraries –tiendas bibliotecas- y funcionan bajo el lema de que es mejor compartir y prestar antes de comprar, por lo que prestan ropa y complementos a sus socios que pagan mensualmente una cuota que va de los 13 a los 50 euros, dependiendo del número de prendas que los socios quieran disponer.
Son una modalidad de comercio que está extendiendo con rapidez en Estados Unidos en Europa, y cada vez cuenta con más adeptos.
Una propuesta distinta
Esta nueva y creativa propuesta se ha vinculado a los valores de sostenibilidad, economía colaborativa y consumo responsable, un nuevo concepto de comercio que promueve la idea de compartir en lugar de tener.
De esta manera simulando el funcionamiento de las clásicas bibliotecas han surgido Lena the Fashion Library en Amsterdam y De KledingBibliotetheek, en Utrecht, cuyas propietarias consideran que esta modalidad comercial da paso a un nuevo sistema más colaborativo y económico para su clientela en el cambiante mundo de la moda.
En diciembre del año pasado se abrió Lena en Amsterdam, un proyecto conjunto de cuatro jóvenes, tres hermanas y una amiga, vinculadas al mundo de la moda, después de meses de preparación y experiencia previa en los negocios de ropa de segunda mano.
Ideas y unión
Ángela, Diana y Elisa Jansen tenían una tienda de ropa de segunda mano en Eindhoven y se unieron con Suzanne Smulders para abrir un nuevo comercio en Amsterdam porque creían que la industria de la moda se podía trabajar desde otro prima, y hacer algo diferente.
Elisa cuenta que tenía muchas prendas de ropa en casa y a todas les interesaba la moda, pero les preocupaba el tema de sostenibilidad y consumismo.
“Este sistema funciona, tenemos más de 200 suscriptores y nos damos cuenta que mucha gente piensa que las cosas deberían ser diferentes y que consumimos demasiado, así que prefieren alquilar ropa en la tienda porque creen que es una manera más responsable”, agrega una de las propietarias.
Mientras que Evita Lammes añade que no están de acuerdo con los conceptos de moda rápida, buscan que el negocio de moda se mueva de abajo e inspirar al comercio justo y sostenible.
El funcionamiento de ambas tiendas es diferente, sus modelos de suscripción varían a nivel de precio, condiciones así como tiempo de préstamo, siendo ilimitado en el caso de la tienda de Amsterdam y de cuatro semanas con posibilidad de ampliación en el de Utrecht.
Ambas ofrecen a sus socios el alquiler y también compra de ropa tanto usada como nueva, e incluso en el caso de Lena, los clientes pueden disponer de las prendas un tiempo para ver si les convence comprarla.
Ropa de diseñador y amigable
Trabajan con jóvenes diseñadores en Holanda que además diseñan con materiales sostenibles y procesos de producción responsable.
“Nos interesa promover la moda holandesa y los jóvenes talentosos, y sobre todo aquellos que están vinculados a la moda sostenible y responsable”, explica Lammes
Otro aspecto importante de esta modalidad de tiendas biblioteca es el cuidado de las prendas, por eso disponen de servicio de tintorería y se encargan de mantener las prendas en perfecto estado.
“Es muy importante que los socios se sientan cómodos y no estén todo el tiempo preocupados por la prenda, por eso todo el mundo tiene la posibilidad de cometer tres accidentes sin coste y si ya son más, les cobramos el 25 % del coste de la prenda” , explica Jansen.