El exgobernador de Maryland, cuya candidatura era de las más esperadas tras varios años de rumores, recordó su etapa al frente del estado durante los años más duros de la crisis económica en los que pese a la depresión, continuó fortaleciendo políticas sociales para los ciudadanos.
Desde la ciudad de Baltimore, donde fue alcalde entre 1999 y 2007, el demócrata apeló a la igualdad de oportunidades y a la necesidad de Estados Unidos de alejarse del “peligro” de convertirse en “la nación que no quiere ser”.
“Estamos permitiendo que nuestra tierra de oportunidades se convierta en una tierra de desigualdad”, advirtió el demócrata, que acusó a las grandes fortunas de estar moldeando el país a su antojo dada la fuerte influencia que tienen en el sistema político estadounidense.
“Ya salvamos nuestro país antes, y tenemos que salvar nuestro país ahora -reiteró- (…) Necesitamos una economía estadounidense que funcione para todos nosotros, no solo para unos pocos. Políticas salariales que permitan ganar más a aquellos que trabajan más duro. Que las horas extra también sean recompensadas”, insistió.
Asimismo, se refirió a “la realidad” que supone el cambio climático, por lo que, según dijo, Estados Unidos debe adelantarse a generar una nueva economía energética basada en las energías renovables que a su vez será un gran generador de empleo.
Reconocido por su labor por proteger a los inmigrantes indocumentados, no olvidó hacer alusión a la reforma migratoria integral que sigue sin entrar en vigor en el país ante la negativa del Congreso, ahora de mayoría republicana, y a la necesidad de lograr que los 11 millones de personas que se calcula son ilegales puedan integrarse con plenos derechos en el país.
“No es sobre Wall Street o sobre las grandes empresas, no es el dinero. Es sobre nosotros, sobre la gente, si todavía queremos ser un gran país”, aseguró.
“Por eso declaro mi candidatura a la presidencia de Estados Unidos. Y me presento por vosotros”, concluyó entre aplausos.