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Los ojos de mi madre

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Justamente hoy mi madre cumple 75 años de vida y debo mencionar que la influencia de una buena mamá es vital para un ser humano. Vale la pena reflexionar sobre las percepciones que ella asimiló a lo largo de su existencia, más lo que le falta por ver. Esto me permite la oportunidad de conocer la historia a través de sus ojos. Escuchar sus relatos de cómo era la vida antes, y la manera como se fue desarrollando nuestra sociedad y valores; me hace aprender de sus aciertos y errores para visualizar el mundo con una óptica diferente.

Mi madre nació en 1940, época álgida de la Segunda Guerra Mundial, acontecimiento que marcó el rumbo de la historia. La mujer empezaba a ser tomada en cuenta para trabajar fuera de casa, por la industrialización. El presidente de Guatemala en ese entonces era Jorge Ubico 1931-1944, a quien las abuelitas recuerdan como alguien que logró establecer un alto grado de seguridad ciudadana. “La gente dormía con las puertas abiertas de su casa y no pasaba nada”. Por esta razón su gobierno es añorado por unos, pero por la represión que imponía, detestado por otros, lo que dio lugar a la Revolución de Octubre de 1944, que abrió la oportunidad a las aspiraciones de libertad. A pesar de las críticas dejó un gran legado en obras, que hoy embellecen el centro histórico de la ciudad. Construyó el Palacio Nacional y otros lindos recintos. Al menos dejó un legado que perdura hasta el día de hoy. Mi madre ha visto desfilar por el Palacio Nacional a 30 presidentes, unos que impusieron dictaduras y otros que apostaron por la democracia.

La educación en Guatemala recibió en la década de los 40 un gran impulso. Me cuenta mamá que los maestros eran estrictos y hasta se permitían dar uno que otro reglazo a quien no sabía la lección, pero al final los niños salían muy bien preparados. La importancia del núcleo familiar vital para la sociedad.

En los 40, el único medio de comunicación era la radio, y era escuchada en familia. Las trasmisiones televisivas llegaron a nuestro país hasta 1955 y se contaba con tan solo dos canales.

Los cambios son un largo proceso de asimilación y transformación. El ritmo de vida cambia imperceptiblemente y los ojos de las personas de oro son testigos de los cambios sociales y políticos de nuestra Guatemala. El impacto de este siglo afectó la vida cotidiana y nos hizo vivir contra reloj, sin detenernos y meditar en las cosas sencillas que son las que verdaderamente engrandecen al ser humano. Los valores y las buenas costumbres se fueron sustituyendo por el dinero y el poder.

Mi madre dejó una huella imborrable en mi vida, porque de ella aprendí valores tales como el trabajo, verdad, dignidad, lealtad y honradez. Le debo todo lo que soy, porque me enseñó a amar a Dios y luchar por mis ideales. Me siento orgullosa de su legado y ejemplo de vida que me dio; es un honor llevar su apellido.

Los tiempos de antaño se añoran y de la historia debemos tomar lo bueno y no repetir los errores. En nuestras manos está construir el futuro, para que un día, al ver atrás, sintamos orgullo. ¡Feliz cumpleaños, mamita!

Imagen_es_percepción@yahoo.com

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.