Dar vida a un jardín marchito, seco y sin vida, ahora es tarea fácil, con una simple capa de spray, la hierba recupera su color natural para regocijo de sus propietarios, felices de lucir de nuevo edenes “saludables”.
Desde que el gobernador demócrata Jerry Brown anunció en abril medidas excepcionales para ahorrar el 25 por ciento de agua ante la falta de lluvias y vaciamiento de los embalses, Paula Pearson que vive en San Diego ha guardado la manguera y cerró el chorro.
El efecto fue inmediato, la entrada del jardín se volvió amarilla y dejo de proyectar esa sensación hogareña que tanto disfrutaba. “En mi opinión, el césped debe ser verde”, enfatizo Pearson.
De natural a artificial
La primera vez que Pearson oyó hablar de la posibilidad de pintar la grama, se rió, pero luego pensó que podía tratarse de una buena solución a su problema.
El jardín es un modo de vida tan arraigado entre los estadounidense que forma parte de su estructura arquitectónica. Prueba de ello son los barrios diseñados de la misma manera, casas con jardín al frente y otros en la parte de atrás.
“Mantenerlo en óptimas condiciones es un reflejo de cómo es el propietario”, afirma Jim Power, fundador de la empresa especializada en pintura para césped. Según el empresario, sus clientes son personas que no quieren ver su jardín muerto cada vez que llegan a casa, “pero cuando está prohibido regar, hay pocas opciones”, reitero.
Otras ideas
Las fuertes sequías en ese lugar, impulsaron a muchos a sustituir la grama por cactus y otras plantas típicas del clima desértico.
La operación maquillaje en el jardín es sencilla tras mezclar en una bomba eléctrica la poción mágica, una combinación de agua y pigmentos naturales similares a los de los cosméticos que usan las mujeres.
En un abrir y cerrar los ojos el césped vuelve a la vida, ante la fascinación de su propietaria. El producto no es tóxico, dura 12 semanas y es resistente a la lluvia, aunque esa no es precisamente la principal amenaza de los jardines californianos.
El espray tiene éxito desde que salió al mercado hace siete años, pero Power reconoce que la sequía ha disparado los beneficios, sobre todo en los últimos 12 meses.