Con carteles con leyendas como “no quiero comer veneno” la marcha demandó al gobierno de Michelle Bachelet que expulse del país a la transnacional Monsanto y deje de producir semillas con transgénicos.
La manifestación, convocada por defensores del medioambiente, es parte de una campaña internacional en contra de la poderosa agroquímica, que convocó protestas en unos 40 países, según los organizadores.
Hubo protestas similares en Brasil, Francia, Suiza y Burkina Faso.