CATALEJO

El despertar de la juventud

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LA CRISIS POLÍTICA ACTUAL tiene varias sorpresas tanto inesperadas como esperanzadoras. Entre ellas se encuentra el despertar de los jóvenes del país, o sea aquellos ciudadanos de edades entre 18 y 40 años. Mucho se ha escrito acerca del desinterés de este grupo poblacional en las actividades inherentes a la política, y en efecto así ha sido por varias décadas. El cambio del siglo, suceso ocurrido hace 15 años, fue el escenario de una serie de cambios, sobre todo tecnológicas, cuyo efecto sigue siendo el de una comunicación instantánea, ya sea entre redes sociales o también con la lectura de las ediciones electrónicas de periódicos, radios y canales de televisión. El efecto es evidente y explicable: comenzaron a interesarse en los hechos políticos.

DOS HAN SIDO LAS convocatorias a manifestaciones por estos medios. La primera fue con motivo de la misteriosa muerte del licenciado Rodrigo Rosenberg, por lo cual miles de jóvenes vistiendo camisas blancas se dieron cita en la Plaza Italia para protestar. Eso ocurrió hace cinco años. El dormido accionar juvenil despertó con motivo de la crisis actual del Gobierno y a mi juicio es una de las causas para provocar la masiva presencia ciudadana en dos ocasiones frente al Palacio Nacional. A la exigencia por la renuncia del presidente seguirá la de investigar los casos de corrupción, en especial, pero también de toda la gama de abusos y de acciones güizachescas para afectar al sistema judicial, colocado también en la mira ciudadana.

LA HISTORIA GUATEMALTECA, tan ignorada y vilipendiada, recoge en sus páginas acciones similares. La más notoria fue durante la Revolución de Octubre de 1944. Los líderes llevados al poder político eran todos hombres cuya edad promedio era de 25/26 años. El mayor era el doctor Juan José Arévalo, de 40 . Y entre todos hicieron un gobierno cuyos inicios fueron una real primavera democrática, posteriormente truncada debido a factores externos, como el inicio de la Guerra Fría, e internos como el nacimiento de ambiciones personales y de entregas a ideologías tendientes al totalitarismo. Pero para efectos de este comentario, se convirtió en el mejor gobierno, al compararlo con los subsiguientes, en especial cuando en 1986 comenzó la etapa democrática electoral, hoy tambaleante y en total descrédito.

ESTAS ACCIONES JUVENILES tienen un mensaje de esperanza, porque desde el punto de vista generacional, fallamos quienes nacimos entre 1945 y 1960 —más o menos—. Y lo hicimos porque no pudimos obtener dentro de nuestras filas a la suficiente cantidad de personas deseosas de servir al país desinteresadamente. El régimen de Ydígoras fue el nido donde se empollaron los primeros buitres de la corrupción, entonces mínima. Se mantuvo durante el régimen militar de Peralta Azurdia, hasta comenzar a afianzarse en los gobiernos entre 1966-70, 1970-74 y 1978-82, lo cual coincide con la etapa de gobiernos militares. Abusos, violaciones a derechos humanos, corrupción, fue en Guatemala un resultado indirecto de la Guerra Fría.

A QUIENES NO TIENEN 40 AÑOS les está vedado ser presidentes, con lo cual ese cargo solo puede desempeñarlo una minoría poblacional. Los avances actuales en todos los campos permiten a los ciudadanos estar al tanto de cualquier abuso, robo, corrupción, etcétera. Son personas mejor preparadas, superiores a nosotros los de más de 40 años. Hablo de generaciones, no de personas, porque tampoco se puede eliminar a tajo la capacidad y la experiencia como factores indispensables para llevar bien un país. Con independencia de cómo se resuelva la actual crisis política, cuyo primer pero no único capítulo está en plena efervescencia, los efectos de la participación juvenil representada en exigir transparencia sin duda han comenzado.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.