CON OTRA MIRADA
Representatividad
La Constitución Política de la República de Guatemala define en su artículo 140 que Guatemala es un Estado libre, independiente y soberano, organizado para garantizar a sus habitantes el goce de sus derechos y de sus libertades. En cuanto a la soberanía, el 141 dice que esta radica en el pueblo, quien la delega, para su ejercicio, en los organismos Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Sobre el Poder Público, el artículo 152 indica que este proviene del pueblo y que su ejercicio está sujeto a las limitaciones señaladas por la Constitución y la ley. En cuanto a la Función Pública, el 154 dice que los funcionarios son depositarios de la autoridad, son responsables legalmente por su conducta oficial, están sujetos a la ley y jamás superiores a ella. Que los funcionarios y empleados públicos están al servicio del Estado y no de partido político alguno.
El 157 indica que la potestad legislativa corresponde al Congreso de la República, compuesto por diputados electos directamente por el pueblo en sufragio universal y secreto… y que cada uno de los departamentos de la República constituye un distrito electoral. Por su parte, el 182 establece que el Presidente de la República es el jefe del Organismo Ejecutivo por mandato del pueblo…. representa la unidad nacional y deberá velar por los intereses de toda la población.
En otras palabras, los funcionarios públicos que llegan a sus cargos por votación popular, necesariamente representan al pueblo que los elige. Desafortunadamente, tanto funcionarios como empleados públicos, sin importar su jerarquía, hace mucho tiempo dejaron de tener claro esos aspectos de sujeción a la ley, de los que la Constitución nos habla, violándola de manera flagrante a cada paso que dan.
Pero más allá de la comisión de ilícitos cuya identificación, persecución y condena corresponden al Organismo Judicial, deseo enfatizar lo de la representatividad. Por ejemplo, en Sacatepéquez tenemos tres diputados, dos del Partido Patriota y uno de Líder. Este último ha mantenido presencia en diferentes ámbitos, al punto de ser ponente de las Reformas a la Ley Protectora de La Antigua Guatemala, propiciadas por la Coalición de Instituciones, Vecinos, Cocodes y Asociaciones (Cívica). De los otros dos, uno se dedicó a su negocio de jade, en tanto el otro, a su oficio de caballerango, desde donde saboteó el esfuerzo. Es decir, no nos representan ni nos identificamos con ellos.
Sin embargo, de acuerdo al artículo 182 mencionado, la mayor falla en ese ámbito corresponde al Presidente y la Vicepresidenta. Ante los graves señalamientos de corrupción, la Vicepresidenta debió renunciar de inmediato y hacerlo en acto público, dando la cara. En cambio, usó como portavoz al Presidente de la República, quien se prestó a hacer un papel que no le corresponde; para eso está el Protocolo.
Si a ese desliz se suman los elogios y la extremada presunción de haber sido una decisión valiente, con el respeto que merece su alta investidura, me aúno al contenido de la llana pero ocurrente pancarta de un vecino del centro histórico: ¡Valiente! será mi h…, que expresa el sentir de muchos.
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