El martes se disputará la cuarta etapa, entre Chiavari y La Spezia, un recorrido accidentado de 150 kilómetros.
Pozzovivo, según las imágenes ofrecidas por la televisión, se dio de bruces contra el asfalto y se quedó inmóvil antes de ser atendido por miembros de su equipo y de los servicios de emergencia.
El dramático recuerdo de la caída mortal del belga Wouter Weylandt en esa misma región hace cuatro años hizo temer lo peor en la caravana del Giro durante varios minutos.
“He pasado mucho miedo”, admitió Hubert Dupont, uno de los compañeros de Pozzovivo en el equipo francés. “He visto sus ojos en blanco. Se me hizo muy largo hasta la llegada del médico”, añadió.
Pozzovivo, que ya había tenido mala suerte el domingo al perder tiempo por la irrupción en la carretera de un seguidor en bicicleta a poco más de 10 km para el final de la etapa, tuvo que ser evacuado en una ambulancia al Hospital San Martino de Génova.
Poco después, el médico del Giro, el doctor Giovanni Tredici dio las primeras informaciones tranquilizadoras sobre el estado de salud del ciclista: “Está lúcido y consciente”, declaró, precisando que su vida no corre peligro.
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Matthews, eufórico
En el aspecto puramente deportivo, Matthews, que viste la maglia rosa de líder desde el domingo, se impuso en la llegada masiva al italiano Fabio Felline y al belga Philippe Gilbert tras 136 km de una etapa muy animada desde el principio y con protagonismo del equipo Tinkoff del español Alberto Contador al frente del pelotón.
Los corredores de la formación rusa controlaron una escapada de 25 ciclistas que no pudieron contar con más de un minuto de ventaja sobre el grupo principal.
En el principal ascenso del día, el puerto de Barbagelata, el ruso Pavel Kochetkov se escapó cerca de la cima y efectuó el descenso en solitario.
Poco antes de los 10 kilómetros para el final, un trío de corredores (Paterski, Clarke y Hansen) se unió a Kochetkov, pero el pelotón dio caza a los fugados a tres kilómetros de la llegada.
En una interminable recta, Matthews, de 24 años, sumó su segundo triunfo en el Giro (después de una victoria y seis días de rosa el año pasado) y el tercero de la temporada. “No se puede pedir nada más”, se felicitó eufórico el joven australiano.