La madre explicó que “sabía que tenía que hacer algo que realmente impactara a su hijo para que cambiara su actitud”, ya que castigos anteriores no habían funcionado.
Hill había advertido a su hijo de que llamaría a la policía si este no mejoraba su actitud, pero este no le creyó.
En fotos que la madre puso en su cuenta de Facebook se observa a un policía esposando a Sean e ingresándolo a una patrulla, donde permaneció por cinco minutos.
Al ser liberado, el niño corrió con su progenitora y prometió que no lo volvería a hacer.
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